Qué debemos hacer con nuestras finanzas para no lamentarnos en el futuro



“Lo entenderás cuando crezcas”. Cuántas veces nos habrán dicho esta frase a lo largo de nuestra vida. Y cuántas veces, efectivamente, lo acabaríamos entendiendo. Incluso les daríamos la razón. Porque la vida es una suma de aprendizajes y etapas, en donde cada una de las decisiones que tomamos va a determinar nuestro futuro. Ser capaces de valorar y anticipar nuestros actos, sin tener que esperar a “crecer” o ser mayor, nos coloca en una situación de ventaja a la hora de alcanzar nuestras metas. Cuando en el paradigma entra en juego un factor tan delicado como el económico, esta planificación incluso resulta vital.Sin embargo, vivimos en una sociedad tan líquida y frenética que a veces nos cuesta pensar más allá del momento. El Nobel de Economía Daniel Kahneman lo denomina “el sesgo del presente”. Según esta teoría, las personas preferimos el beneficio inmediato a la ganancia futura. De algún modo, nuestro instinto –guiado por nuestros miedos, deseos o momentos vitales–, busca la recompensa más rápida y sencilla, mientras que un plan con más perspectiva, como es el ahorro, nos costará más esfuerzo.La juventud es el mejor momento para asumir nuestra responsabilidad financiera y preparar el terreno. Aquí empezará nuestra independencia económica y, por lo tanto, el desarrollo de nuestras aptitudes. Según estudios recientes, la emancipación, la vivienda y la jubilación, son las grandes preocupaciones de los jóvenes de entre 18 y 34 años. Lo curioso es que esta generación desea lo mismo que sus mayores: comprar una casa, formar una familia, emprender un negocio y jubilarse. Si podemos anticipar sus deseos y metas, por qué no construimos las bases para alcanzarlos. La juventud es el momento para encarar una planificación real.En esta etapa, comprender la importancia del ahorro y de una buena administración, ayuda a desarrollar una conciencia responsable de las finanzas. Y aunque la razón siempre tiene que ganar a la emoción cuando se trata de dinero, también podemos apoyarnos en la ilusión y la energía propia de la edad para intentar alcanzar metas reales. Por eso, en esta etapa del ciclo financiero, la figura de un asesor financiero resulta de gran importancia para evitar que cometamos decisiones impulsivas y ayudarnos a dar esos primeros pasos: invertir en nuestra educación (los estudios universitarios cuestan más de 4.200 euros de media), construir un pequeño fondo para imprevistos o ahorrar poco a poco para la futura entrada de una casa.Planes para ganar seguridad y comodidadPorque la etapa adulta estará llena de nuevos desafíos y responsabilidades, sobre todo a nivel laboral o familiar. Tan solo en educación, un hogar gasta de media al año, según datos del Instituto Nacional de Estadística, más de 4.500 euros en colegios, clases particulares y extraescolares. Aunque somos más maduros y poseemos más herramientas, esta etapa tampoco está exenta de imprevistos. Ya sea un cambio laboral, un cambio de prioridades o una cuestión de salud, nuestra vida financiera puede complicarse de la forma más inesperada. Un plan a medio plazo nos proporciona cierta seguridad y comodidad. Aunque tampoco debemos olvidar la visión de largo recorrido. Porque la jubilación está siempre presente en nuestra mente, pero según el último barómetro del Ahorro de Inverco, tan sólo el 26 % de los adultos de entre 39 y 50 años ahorra para ello.“Quería darte las gracias por algo que hiciste muy bien, y gracias a ello hoy puedo disfrutar de esta etapa”, le dice a Lola Dueñas su yo futuro en el corto Te lo digo a mí, el ciclo financiero de la vida de Banco Mediolanum. La entidad financiera destaca la importancia de la previsión y la anticipación a la hora de tomar decisiones vitales que puedan poner en riesgo nuestro futuro. “Me refiero a que te dejaste asesorar por alguien que confió en tus sueños, alguien que estaba ahí para apoyarte en tus decisiones, y gracias a eso no malgastaste, ahorraste, invertiste bien tu dinero…”, puntualiza este yo maduro.La madurez es precisamente el momento en el que se recogen todos los frutos. En esta etapa final, los ingresos disminuyen (la pensión media de jubilación en España es de 1.200 €, 800 € en el caso de autónomos), y hay que estar preparado. Además, aparecen nuevas prioridades –como la salud, la dependencia o ayudar a la familia–, que solo podremos asumir sin dificultad si hemos tenido una perspectiva de futuro y un buen asesoramiento financiero a lo largo de nuestra vida.Es por eso por lo que Banco Mediolanum pone a la disposición de sus clientes un Family Banker, un experto de las finanzas que les acompaña en todos sus ciclos financieros para resolver todas tus dudas y consultas, con la sinceridad y confianza que solo existe entre personas que se conocen a la perfección. Este coach financiero les ayuda a deliberar y a gestionar mejor sus emociones en la toma de decisiones a lo largo del Ciclo Financiero de la Vida. Para que en un futuro solo podamos estar agradecidos y orgullosos por todos los esfuerzos realizados.


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