Dentro de los trasplantes capilares, sale una nueva modalidad, el trasplante de cejas. Y es que con la mascarilla a cuestas es una de las zonas de la cara que más se ven. Algo que se necesita para que la mirada se reinvente. Cuando alguien desea tener unas cejas más pobladas, la solución pasa por someterse a un trasplante mediante la técnica de extracción de unidades foliculares (FUE).
Permite un crecimiento del 98% el pelo trasplantado, con un resultado natural y sin dejar ninguna cicatriz.
El doctor Eduardo López Bran asegura que “los resultados en cejas son permanentes. El pelo trasplantando resiste, incluso, la depilación. El ritmo de crecimiento de este pelo será más rápido que el de la ceja, por lo que es habitual tener que recortarlo ocasionalmente”.
¿En qué consiste el trasplante de cejas?
El doctor destaca que, tras la intervención, el paciente puede irse a casa e inmediatamente puede incorporarse a sus tareas habituales, cubriendo la zona tratada con gafas de sol. Puede producirse una ligera inflamación en la zona intervenida y algún hematoma, así como unas pequeñas costritas que se desprenden en 5 o 7 días.
¿Cómo se realiza la intervención?
López Bran explica que el pelo donante se obtiene de la parte más baja de la nuca porque presenta características de grosor, similares al de las cejas (el pelo de esa zona es fino como el de las cejas).
En las cejas es conveniente trasplantar unidades de uno o dos pelos como máximo. En esta intervención es fundamental respetar rigurosamente la dirección de crecimiento de cada pelo de la ceja, puesto que hay variantes dentro de la misma.
Así, el número aproximado de unidades que se trasplantan en cada ceja, oscila entre 200 y 500, de uno o dos pelos cada unidad, cantidad suficiente para repoblarlas.
El diseño previo de la ceja, de acuerdo con la fisonomía del rostro del paciente, es fundamental para conseguir los mejores resultados haciendo un auténtico lifting de la mirada. Por lo que el trasplante de cejas se perfila como un tratamiento de estética fuertemente.