¿Qué es la visión funcional y por qué tiene una importancia crucial en la vida de los mayores de 60 años?


El cuidado de la vista es una cuestión que ya esta interiorizada, en especial a una determinada edad, como parte fundamental de nuestra calidad de vida. Sin embargo, todavía hay aspectos relacionados con nuestra capacidad para percibir de manera nítida los elementos de nuestro entorno de los que no se habla muy a menudo. Solemos hacer la diferenciación entre ver “de cerca” o “de lejos”, adaptando las lentes de las gafas a una u otra necesidad, o incluso a ambas, pero pocas veces se menciona la llamada visión intermedia, la que se aplica a objetos en una distancia de entre 40 y 90 centímetros. Esta capacidad se ha puesto de especial relevancia a raíz de la pandemia, por causas como pasar una mayor cantidad de tiempo en el hogar, y está íntimamente vinculada con la autonomía personal y la independencia de las personas mayores de 60 años.

Ese papel fundamental de este tipo de visión se refleja en la encuesta Visión y actividades cotidianas de los mayores españoles, desarrollada por la Cátedra en Generación de Valor y Salud Visual de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, que expone que un 36,9% de las actividades llevadas a cabo a diario por los encuestados requieren de ella. Se trata de actos tan normales como asearse, comer o conducir. Es por ello que expertos como el doctor Alfonso Arias, director de la Cátedra en Generación de Valor y Salud Visual de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y presidente de la Sociedad Oftalmológica de Madrid, ya se refieren a ella como “visión funcional”. “Es la que permite la funcionalidad a los mayores, es decir, la autonomía personal para el desarrollo de su vida diaria”, explicó Arias en la rueda de prensa de presentación de la encuesta.

Esta encuesta, cuyos resultados se presentaron durante el congreso anual de la Sociedad Oftalmológica de Madrid, seleccionó 35 actividades cotidianas que las personas mayores de 60 años suelen realizar en su vida diaria, con el objetivo de analizar el uso que este segmento de población hace de los distintos tipos de visión: cercana (a menos de 40 cm), intermedia (entre 40 y 90 cm) y lejana (más de 90 cm). Entre todas ellas, un 36,9% corresponden a esa visión funcional, e incluyen tareas básicas como cocinar, utilizar los cubiertos para comer, usar el ordenador o mirar los espejos retrovisores del coche. La encuesta muestra que son las actividades que más encuestados, un 68,2% del total, afirman realizar semanalmente, frente a un 64,8% que manifiesta realizar habitualmente actividades que precisan de la visión de cerca, como consultar el móvil o leer, y un 56,8% que lleva a cabo acciones para los que es necesaria la visión de lejos, como ver la televisión o practicar actividades al aire libre.

Según apuntó el doctor Ángel Gil, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos, en la presentación del estudio, “hay muchos hogares en los que la gente mayor vive sola y las dificultades en la visión pueden contribuir a convertirla en dependiente. Cuando hay una pérdida de autonomía, suele ir asociada al aislamiento, a quedarse en casa y no hacer determinadas tareas. Esto merma la calidad de vida y, a su vez, produce una afectación psicológica importante”.

Anna Bizon

Esta serie de actividades, además, se han visto acrecentadas a partir de la pandemia, como explicó el doctor Arias, “debido al mayor tiempo que los mayores han pasado y pasan en sus casas, acciones como el uso de tablets y ordenadores, o la necesidad de cocinar más”. Por ello, esta visión intermedia y su cuidado tiene un impacto vital en la calidad de vida los mayores. “Se ha observado, por ejemplo, una gran relación entre los problemas visuales, las actividades en el hogar y la frecuencia de caídas y fracturas”, concluye el doctor Gil.


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