¿Quién paga la silla, el café o el papel higiénico? La eclosión del teletrabajo cambia las normas laborales en todo el mundo


Mientras la pandemia azota el mundo y decenas de millones de trabajadores se atrincheran en su casa para trabajar, una pregunta se cierne sobre ellos: ¿quién paga el café y el papel higiénico? La respuesta, según los holandeses: los jefes. ¿Y cuánto? Unos dos euros por día de trabajo, de media.

Eso no solo cubre el café, el té y el papel higiénico usado en las horas de trabajo, sino también el gas, la electricidad y el agua extra, más los costes de depreciación del escritorio y la silla, cosas esenciales por las que el empleado no tendría que preocuparse en la oficina.

“Hemos calculado literalmente hasta cuántas cucharitas hay en un hogar promedio, así que a partir de ahí no es tan difícil establecer los costes”, asegura Gabrielle Bettonville, de la institución pública holandesa de finanzas familiares NIBUD, que ha investigado los costes adicionales del trabajo a distancia. Las autoridades holandesas ya han comenzado a aplicar la investigación del Nibud, y ofrecen desde marzo un bono covid-19 de 363 euros para los funcionarios que teletrabajen.

Esa contabilidad puede parecer algo trivial en un momento en que el mundo está abrumado por una pandemia, pero es pertinente, ya que los expertos predicen que el teletrabajo podría ser un legado permanente de la crisis. En España, al 76% de los trabajadores le gustaría mantener el teletrabajo más allá de la pandemia, según un estudio publicado este miércoles por la empresa de recursos humanos ManpowerGroup. Aunque no se aplique de manera total, el 43% sí cree que la crisis del coronavirus “ha marcado el fin del trabajo 100% presencial”. De hecho, creen que se va a evolucionar hacia un modelo híbrido.

Por supuesto, los dos euros diarios que propone la institución holandesa son para un trabajador medio con costes medios, pero pueden ser ajustados dependiendo de medidas como las facturas de la calefacción y el agua o la capacidad de aislamiento del frío que tenga la casa del empleado. Pero no cubre los muebles nuevos, ordenadores, teléfonos u otros dispositivos que el Nibud asegura que también corren a cuenta del empleador si son necesarios para trabajar.

Otros países también se están adaptando a la nueva realidad del trabajo desde casa, conscientes de que muchos empleados tienen pocas ganas de volver a la oficina a tiempo completo, incluso una vez que la pandemia haya pasado. España ha obligado a los empleadores a pagar por el mantenimiento y el equipo de la oficina en el hogar; Alemania está debatiendo un proyecto de ley que consagra los derechos de los trabajadores a distancia; Francia ha aprobado una ley para que los empleados no tengan que atender el correo electrónico fuera del horario de trabajo; mientras que Gran Bretaña ha insinuado que podría permitir la deducción fiscal de ordenadores y otros equipos adquiridos para teletrabajar durante la pandemia.

Pero pocas naciones han profundizado tanto en los detalles como los holandeses.“El Gobierno ha dado un buen ejemplo aquí”, ha asegurado José Kager, de FNV, el mayor sindicato de Holanda, que pretende que todos los trabajadores empleados desde casa reciban una compensación según lo establecido por Nibud.

Por otra parte, el portavoz de la patronal de empresarios holandesa AWVN, Jannes van der Velde, ha asegurado que los cálculos del Nibud no reflejaban todos los beneficios del teletrabajo. “Los sindicatos hacen un llamamiento a que las empresas paguen el café a quienes trabajan desde casa, pero no dicen que están disfrutando de mucho más tiempo libre a cambio”, dijo, asegurando que quien teletrabaja se ahorra de media una hora al día en desplazamientos. Si bien los trabajadores deben ser compensados por los costes de tener la oficina en el hogar, la contrapartida será recortar en su compensación por el alquiler de coches y otros beneficios en el transporte, añadió el portavoz de la patronal.


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