El entrenador local fue a felicitar al rival nada más decretarse el final
Después de certificarse la derrota del Tenerife en casa y, por tanto, certificarse la presencia un año más del equipo chicharrero en Segunda, Iván Ramis, entrenador local, se acercó a Míchel, el visitante y se fundió en un abrazo con él para felicitarle.
Un gesto que sin duda honró el carácter de un entrenador que se queda a las puertas de la gloria y con una decepción importante pero que aún así tuvo fuerzas para felicitar de manera efusiva al rival.
Y no solo eso, sino que una vez todos los protagonistas del partido se quedaron sobre el césped, Ramis mantuvo a sus jugadores en el césped como símbolo de respeto hacia el Girona y les juntó alrededor suyo en el centro del campo para animarles y consolarles. Un ejemplo de deportividad y buen hacer.
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