Raúl García reaviva el renacer del Madrid

El Real Madrid está de vuelta. Al menos esas son las sensaciones después de que el conjunto de Zinedine Zidane haya esquivado la crisis, confirmando la dinámica con otra victoria, la cuarta consecutiva, ante el Athletic (3-1), en lo que es su mejor racha en lo que va de curso.

Esta vez, no obstante, no solo fue Benzema el decisivo. El nombre propio del partido fue el de Raúl García, que dilapidó las posibilidades de los ‘leones’ cuando a los 13 minutos, y de forma bastante absurda, se fue a las duchas al ver su segunda tarjeta amarilla por dos entradas sin sentido sobre Toni Kroos.

Real Madrid-Athletic Club, en imágenes

Respiro y de los gordos para el Madrid, que no estuvo ni mucho menos cómodo hasta el momento. El Athletic salió bien plantado, colocó la presión alta y anuló a los motores Modric y Kroos. Eso provocó pérdidas peligrosas que, eso sí, no supo aprovechar del todo el conjunto de Garitano. Solo en una, de Lucas Vázquez, que Williams terminó con un disparo forzado y desviado del que reclamó penalti de Carvajal. No vio nada Gil Manzano.

A todas esas, Raúl García ya había visto la primera de las amarillas por entrar tarde sobre Kroos. Fue en el 8’. Cinco minutos después, y con los mismos protagonistas, el alemán tenía el balón controlado en su propia frontal y el español le propinó una tarascada sin sentido, con pisotón, incluido, y el árbitro lo tuvo claro. A la calle.

La narrativa cambió por completo. Modric y Kroos, mucho más librados producto de la superioridad, empezaron a mover el balón rápido y el Madrid empezó a disfrutar. Más del proceso que de la finalización, donde no estuvo ni acertado ni productivo. Benzema fuera del área y sin claras referencias, las dos únicas oportunidades fueron de Vinicius y Valverde tras dos centros laterales. El primero lo sacó Unai Simón y el otro se fue fuera. Pero, cuando el partido ya entraba en su media parte, Vinicius cedió a la frontal y Kroos se sacó uno de sus zapatazos preciosos para adelantar al Madrid (45’).

El campo se le hizo cuesta arriba al Athletic tras la expulsión, tímido y aislado en sus contragolpes, pero eso cambió tras el paso por vestuarios. Salió más valiente y agresivo el Athletic. No lo percibió a tiempo el Madrid. Capa, como un ovús, jugó una pared, le comió la tostada a Ramos y, tras tapar Courtois el primer disparo, el lateral, casi cayendo, la cruzó para firmar las tablas (52’).

No cambio el tanto el plan de partido de los leones, resguardados en su guarida a expensas de contras. Quizás demasiado, puesto que Vinicius dio un aviso anotando, aunque en fuera de juego que vio el juez de línea. El monólogo de balón del Madrid precisaba más calidad del tuya mía, sobre todo para generar algo más por dentro, y Zidane recurrió a Asensio e Isco, por Vinicius y Valverde, para desatascar y sacar más que centros laterales en los que tenía ventaja el Athletic.

Jugada maestra del francés. No volvió a haber una contra y las posesiones fueron más inteligentes, más largas y, por ende, cansaron más a los ‘leones’. Eso sí, la resistencia por dentro siguió siendo viva, con Yeray e Iñigo poderosos por arriba y Dani García con un gran trabajo en las ayudas. Pero cuando te embotellas en tu campo lo más normal es pagarlo, y así fue. De estrategia, en un córner corto, Carvajal puso un balón envenenado y Benzema estuvo más vivo que nadie para sacar su versión cabeceadora otra vez. Inapelable. Imposible para Unai Simón (74’).

Con el rival sangrando, el Madrid decidió replegar las tropas y ser conservador. Y por poco lo paga. En una clásica pájara defensiva del Madrid, otra vez por el lado de Ramos y en el descuento, Vesga se plantó ante Courtois, que salvó los muebles una vez más. No solo eso, propició la contra para que Benzema sentenciara y el Madrid vuelva a volar alto (94’).

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