El 3 de junio de 2017 Zinedine Zidane culminó su obra maestra en la final de la Champions de Cardiff ante la Juventus. El Real Madrid barrió del campo al cuadro de Massimiliano Allegri (1-4) para lograr un doblete de Liga y Copa de Europa 55 años después y de paso revalidar el entorchado continental, una proeza inédita en la historia moderna de la competición.
Aquel día el Madrid cuajó el mejor partido de la era Zidane apoyado, en buena medida, por la influencia avasalladora de sus dos laterales, Carvajal y Marcelo, autores además de dos asistencias. El brasileño y el español llegaron a la cita en plenitud y se hicieron dueños de las bandas tanto en defensa como en ataque.
El técnico francés es consciente de que, para emular a su mejor Madrid, necesita el concurso de sus dos carrileros y no tiene intención de deshacerse de ellos en la anunciada revolución que tendrá lugar este verano.
Tanto Marcelo como Carvajal han completado (como el resto del equipo) una temporada para el olvido, marcada por su mal rendimiento y por una serie de lesiones que les han mermado y les han impedido tener continuidad. El lateral brasileño, de hecho, fue denostado por Solari, que le dio la alternativa a Reguilón.
Zidane parece tener entre ceja y ceja la idea de recuperar al mejor Marcelo y se ha decidido a apostar por él en el comienzo de su segunda etapa. El 12 blanco ha sido titular en 7 partidos de los 9 que ha dirigido el francés. Solo se quedó sin jugar ante Getafe y Eibar.
La escasez de laterales de primer nivel en el mercado obliga a Zidane a fiar su suerte en lo conocido, Marcelo y Carvajal, pues sabe que si ellos están bien, la cara del Madrid cambia por completo.
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