No sin razones el madridismo anda loco-loco-loco con su nueva perla: Rodrygo. Su demostración ante uno de los peores equipos que ha pasado por el Bernabéu en toda la historia de la Copa de Europa le ha elevado a los altares. La verdad, ¡colores fuera!, es que lo hizo todo bien. En los tres goles -uno con la cabeza, otro con la derecha y otro con la izquierda- y en el entendimiento del juego: pase de gol a Benzema y su manera de alejarse del balón para volver desmarcado a escena.
Aunque todas las comparaciones son odiosas, o casi. Su caso tiene cierto parecido con el de Ansu Fati. La explosión del azulgrana coincidió con la lesión de Messi y Dembélé y como cabía esperar, cuando se recuperó el mejor jugador del mundo pasó al banquillo. Su eclosión no cayó en barbecho. Desde entonces forma parte del primer equipo y casi siempre ocupa plaza en el banquillo.
¿Qué pasará con Rodrygo cuando algún día Bale esté apto para jugar? Pues la respuesta a día de hoy es que tal y como está el ambiente con el galés, tanto en el club, el vestuario como entre los aficionados, el tal Gareth lo tiene al menos crudo para recuperar su status de titular. El florecimiento del brasileño de 18 años puede ser la gota que colme el vaso de la paciencia de un Zidane bastante harto ya de las veleidades de Bale.
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