Rojo y blanco


Los más ordenados ya la tienen limpia y preparada. Es un día en el que trabajar, estudiar y todo lo que acabe en ‘ar’ queda en un segundo plano. Sales de casa y ya huele a fútbol. Los bares empiezan a poner las banderas en las puertas y todo se customiza en dos colores.



Las portadas anticipan lo que va a pasar por la noche y la conversación gira en torno a lo que en unas horas va a hacer nuestro equipo. Se habla poco de onces y más de ambiente y atmósfera. Es el día, ha llegado lo que todos esperamos, un partidazo y en casa.

El Athletic paraliza en días como el de hoy toda la actividad. Las cuadrillas quedan para comer y la jornada se hace larga. La producción no es de las mejores, pero todo se perdona. Una victoria provocará que al día siguiente todos funcionemos a pleno rendimiento. El fútbol es esto: pasión, emociones y en nuestro caso mucho más. Vivimos para disfrutar de momentos como este.

Los de fuera lo afrontamos como algo extraordinario. Hablo de la afición y en este caso también prensa. Pero desde dentro también es algo que no es habitual. Son días en los que nadie quiere faltar. Partidos que todos quieren jugar, en los que correr cuesta mucho menos. 90 minutos a fuego. El cuerpo acabará exhausto, pero ya habrá tiempo de recuperar. Va a merecer la pena, pero si además se consigue el objetivo…

Hoy no se puede desfallecer. Habrá momentos buenos pero también malos y es aquí donde los de las gradas deben levantar y dar oxígeno a los de abajo. No es una jornada de Liga ni un trámite. Es el partido. Ni runrún ni quejas si un futbolista no está acertado. La confianza es lo más importante en el deporte de élite y no debemos ser nosotros quienes se la quitemos. Todo lo contrario. Démosles una dosis extra de esta maravillosa medicina que seguro lo agradecen. Aupa Athletic!


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