Rubén Cano: La marcha de Raúl del Atleti, el ‘fichaje’ de Ronaldo, su relación con Gil…


Rubén Cano, ex jugador del Atlético de Madrid, protagonista de la Liga 76/77, y secretario técnico del club rojiblanco en la época de Jesús Gil, pasó por los micrófonos del podcast Maneras de Vivir
. El argentino recordó esas dos etapas de su vida ligadas a la entidad colchonera. Cuenta anécdotas, su relación con Jesús Gil, el fichaje de Futre, el cierre de la cantera y la marcha de Raúl al Madrid, lo cerca que estuvo Ronaldo del Vicente Calderón… A continuación, algunas de sus declaraciones.



Luiz Pereira

“Para mí era el mejor central de la historia. Ni Beckenbauer. De los que jugué y de los que vi, para mi era el mejor. Le vi enfrentarse a Cruyff y nunca le pudo pasar. El holandés tenía un cambio de ritmo impresionante, pero a Luiz nunca le pudo pasar. El año que fuimos campeones creo que encajamos 20 o 22 goles”.

La Liga 80/81

“Nos quitaron la Liga. En ese partido me lesioné nada más empezar. Faltaban seis partidos para que acabase la Liga, llevábamos mucha diferencia al segundo. Y no lo sacamos. Tras jugar un partido ya nos daban por campeones. Era casi imposible perderlo. El presidente Cabeza hizo declaraciones fuertes contra los árbitros y la Federación. Le dijimos que era un error… y pasó lo que pasó. Fue muy descarado cómo nos empezaron a arbitrar. En el campo te das cuenta”.

Luis y Simeone

“Al Cholo lo conozco de jugador, de entrenador es lo que veo. Ya como jugador tenía mucho carácter, y como entrenador también. Con Luis tenía amistad. Se hacía respetar, pero se hacía querer. Tenía mucha personalidad, y a veces ‘calentón’, pero no te atropellaba. El Cholo me da la impresión de que es igual, sobre todo porque son ganadores”.

Jesús Gil

Jesús Gil nos vendió una casa a cinco jugadores el día que le conocí. Nos daba un terreno a todo el que quisiese a cambio de que construyéramos una casa hecha por él. Era el año 78. Si al año no la queríamos, la devolvíamos. Leivinha, Ayala, Leal, Marcelino y yo hicimos el trato. Al año, los cuatro la devolvieron y yo me quedé con el chalet. No podía ir nunca, sólo el lunes, pasábamos el día limpiando y a la noche volvíamos. Así la tuve muchos años, prestándola a amigos que pasaban el verano. Nunca usé la casa. En el 87 fui a decirle que no quería la casa y ahí comenzó de nuevo la relación. Se iba a presentar a las elecciones y quería que le echase una mano. Le dije que sí, que yo era hincha del Atlético. Me comprometí con él”.


Miguel Ángel Gil

“Terminé mal con él y hoy todavía no sé el motivo. Jesús era más directo. Me quiso llevar a Marbella, pero la política no era lo mío. Se enfrió todo y Miguel Ángel decidió que me fuera. Nunca exigí nada. Me fui y a pesar de eso hablaba alguna vez con Jesús, pero con Miguel Ángel nunca. Llamé a Panadero porque Jesús quería a Basile, era su mano derecha, pero ya no estaba en el club. A los cinco partidos estaban peleándose”.

Raúl González

“Raulito era un fuera de serie en el Cadete. Le llamaba Maradonita. Me deslumbraba. Un domingo invité al padre al palco. Quedamos en una semana para renovar pero no vino. El Madrid siempre fue de tocar jugadores. Y me dijeron que firmó por el Madrid, un año antes de que Jesús dejara las divisiones inferiores, algo que me pareció una locura, una de las que hizo. Fue una de las veces que me fui del club. La gente dice que fue porque se dejaron las categorías inferiores, pero fue un poco antes. Convencieron al padre y se lo llevaron”.

Ronaldo Nazario

“Estaba comprado. Me fui del club y me hice intermediario, porque tenía muchas relaciones y contactos. Vi un pibe de 16 años en Brasil, Ronaldo. Dije ‘este se sale’. Le dije a mi socio que se fuera a Belo Horizonte a comprarlo. Le dije a Miguel Ángel y fue el chico y estaba allí también el PSV. Ofrecían 600 millones de pesetas. En Argentina ya estaba la opción de comprar derechos a medias y le ofrecí al Cruzeiro, con la aprobación de Jesús Gil, 400 millones por el 50% del pase. Dijeron que sí. Que preferían eso. Llamo a Jesús y me dice que sí. Pero Miguel Ángel dijo que no, y acabó llegando el Tren Valencia”.


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