Sevilla Competitividad Club

La Europa League se le quedó pequeña y el siguiente paso es hacer historia en la Champions. Claro está que no se encuentra entre los favoritos al título, y tampoco se puede hablar de que la actuación fuese maravillosamente brillante, pero la versión que mostraron los de Lopetegui anoche en Stamford Bridge no fue la de un equipo que se tome la competición como un premio sin más.

El Sevilla fue valiente y fiel a sí mismo, yendo a por el rival sin importar ni el nombre de éste ni el escenario en el que se juega el partido. Muestra de ello es que el cuadro hispalense acumulase casi el 60% de la posesión del balón ante un equipo que había dominado en ese aspecto del juego ante los cinco últimos rivales a los que se había medido en Inglaterra. Los Kanté, Jorginho, Havertz, Pulisic, y Mount de la zona ancha ‘blue’ fueron neutralizados por los Fernando, Gudelj, Rakitic y compañía, y resultó que el más destacado entre los dirigidos por Lampard fue un Edouard Mendy que en detrimento de Kepa regresó bajo los palos para frustrar al Sevilla con varias intervenciones de mérito.

El partido fue un 0-0, sí, y si lo que te gusta del fútbol es lo más esencial (que no son otra cosa que los goles), podrías haber prescindido de su visionado, no nos vamos a engañar. Pero si eres de los que disfruta con el análisis de lo sucedido, indagando en los porqués, bien vale la pena que le des una vuelta a lo acontecido. En lo que se refiere al Sevilla observarás que lejos del conformismo al que podría haber llevado la consecución de la pasada Europa League o de los problemas que podría haber propiciado la salida de jugadores como Banega o Reguilón, Lopetegui sigue dando pasos en su propia evolución como técnico y por ende este Sevilla continúa creciendo negándose a topar con un techo.

Cierto es que, siendo ambiciosos y exigentes, cabe decir que si hubiese sido capaz de meter una marcha extra es muy probable que el Sevilla hubiese regresado a casa con los tres puntos en el zurrón. Pero también es de recibo recordar que esto de la fase de grupos dura tan solo seis partidos, y todo lo que sea sumar a domicilio ante el rival más duro de los que se encontrarán los de Lopetegui debe ser entendido como un éxito.

La falta de pólvora

Por ponerle un pero, y aunque insistiendo en que este Sevilla es por encima de cualquier otra cosa un equipo competitivo, este partido ante el Chelsea evidenció que el principal lastre de los de Lopetegui es la falta de pólvora. Ni Luuk De Jong, que jugó hasta el 80’, ni Youssef En-Nesyri, que entró entonces por él, supieron aprovechar los balones que recibieron, alimentando a los que reclamaban en los últimos días del mercado de fichajes que el Sevilla tenía que fichar un ‘9’ sí o sí. No lo hizo, y puede que lo eche en falta, pero como uno de los citados agarre una buena racha este equipo promete ser tan imparable como lo fue en el tramo final del curso pasado.


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