Simone, el hermano paciente de los Inzaghi

Simone, el hermano paciente de los Inzaghi

El apellido Inzaghi afama el Calcio desde que Filippo, a finales del siglo XX, empezase a escribir su historia a base de goles. Primero en la Juve y después en aquel extraordinario Milan de Ancelotti que conquistó la Champions en dos ocasiones. A la sombra de todo aquello esperaba Simone, el pequeño de los Inzaghi que no contaba con el mismo glamour que su hermano aunque le arrebatase un Scudetto con la Lazio en el año 2000.

Filippo lo fue todo como futbolista. Un referente en Italia hasta consagrarse con el Mundial de 2006. Sin embargo, después de aquel gigantesco triunfo nacional el protagonismo también cambió poco a poco para los Inzaghi. Simone, que apenas jugó tres compromisos con la selección, se preparó para ser en el banquillo todo lo que no pudo ser sobre la cancha. Metódico, estudioso y convencido de que la vida le iba a brindar una oportunidad.

Empezó en 2014 en las inferiores de la Lazio y solo dos años más tarde se hizo cargo del primer equipo de manera interina con el cese en abril de Stefano Pioli, ahora entrenador del Milan. A pesar de que apuntaba a ser solo una solución de emergencia, la prematura renuncia de Marcelo Bielsa nada más llegar por sus diferencias con la directiva le dio a Simone la posibilidad de sentarse definitivamente en el banquillo blanquiazul. Fue el comienzo de todo.

El tiempo ha compensado al pequeño de los Inzaghi y le ha proporcionado el reconocimiento que durante años acaparó su hermano Filippo. En la Lazio, Simone alzó una Copa de Italia y la Supercopa en dos ocasiones. Pero sobre todo lo que ganó fue prestigio y una llamada para ser el entrenador del Inter. Era junio de 2021. Dos años más tarde, el club está a un solo paso de alcanzar la final de la Champions si apea a su vecino Milan tras el 0-2 de la ida.

Desde la discreción, sin hacer demasiado ruido, Simone ha forjado un Inter que quiere parecerse al que hizo historia con Mourinho en 2010. San Siro se apagó el miércoles pasado con un contundente triunfo del Inter y ahora es el turno del Giuseppe Meazza. El mismo estadio, pero con otra denominación y otro color que va a intentar acompañar al equipo de Inzaghi en su intento por reservar una plaza en la gran final del 10 de junio en Estambul.

Simone, que ha hecho de la paciencia su mejor virtud, vive su mejor momento. Ha convertido al Inter en el equipo de moda en Italia y quiere coronar una temporada ya histórica con la Champions, imposible de imaginar hace apenas unos meses. Filippo, que ahora entrena al Reggina en la Serie B, tiene el corazón dividido. Apoyar al Milan, donde desarrolló una impresionante carrera, o a su hermano, acostumbrado al segundo plano hasta ahora.




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