Sin traje ni ostentación: los jugadores llegarán en uniforme a los partidos de la burbuja


El negocio de la NBA abarca mucho más de todo lo que ocurre encima de la pista. En la burbuja de Orlando, y por culpa de los protocolos sanitarios, los jugadores perderán también la oportunidad de mostrar sus últimos looks de la temporada.



Durante la última década, la moda de los deportistas ha estallado como una fuente de ingresos más para marcas, jugadores, equipos y la propia liga. Su ejemplo más claro es el enorme negocio montado entorno a las zapatillas, pero lo cierto es que tipos como Russell Westbrook habían llevado el significado sus prendas hasta otra dimensión.

Durante los encuentros de clasificación y los playoffs de la burbuja, los jugadores harán ya cambiados con la ropa de uniforme de su franquicia el trayecto de 15 minutos que les separa de su hotel en Disney y los pabellones del complejo de la ESPN donde se disputarán los encuentros.

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Justo a la entrada del recinto se toparán con la habitual fila de fotógrafos que espera cazar una reacción antes del inicio de los encuentros. Después de eso, empezarán a calentar en la habitual dinámica anterior a los partidos. Este cambio, acordado en los últimos días entre la liga y los equipos, se ha decidido para evitar generar mayores contactos en los vestuarios.

“Es una locura”, se ríe P.J. Tucker, el rey de las zapatillas en la liga. “Creo que le quita el significado al ritual de vestirse. No era sobre el paseíllo en el túnel de vestuarios, sino sobre el vestirse para ir a trabajar. Para mí es como una mentalidad. Vestirse y prepararse para el partido. Me ayuda a concentrarme”.

Al ser pabellones de quita y pon, las instalaciones son más reducidas, y el protocolo sanitario no permite que los jugadores se duchen una vez terminado el partido. Deberán esperar a regresar a su habitación de hotel. Por ello, la liga quiere evitar que los jugadores se tengan que cambiar de ropa una vez llegados al pabellón, y cortar así cualquier opción de contacto directo prolongado dentro de los vestuarios.

Es una decisión lógica, pero los Westbrook, Ibaka, Tucker e Kuzma de turno seguro que estarán pensando: ¿Y por qué me he llevado yo todo mi armario a Orlando?


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