‘Smile’, de Katy Perry: gloria al pop de usar y tirar

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Katy Perry durante la edición de 2019 del festival Coachella, en Indio, California.Kevin Winter / Getty Images for CoachellaEn junio Katy Perry (Santa Barbara, California, 35 años) ofreció una entrevista al programa SiriusXM, de la CBC. Allí reveló que 2017 fue el peor año de su vida, que incluso pensó en el suicidio. Coincidieron las malas críticas por su disco Witness, la ruptura con su pareja (el actor Orlando Bloom) y desajustes mentales. Todos los demonios reunidos. “Me hundí. Estaba partida por la mitad”, dijo. Tres años después todo ha cambiado. La pareja vuelve a estar junta y acaba de tener un bebe, de nombre Daisy Dove. Hasta aquí la crónica de sociedad, un relato esencial para entender el nuevo trabajo de la californiana, que ya desde el título muestra sus cartas, Smile (Sonreír).Este fantasmagórico 2020 ha visto ya a dos artistas dentro del pop comercial que han aprovechado el desconcierto para golpear con trabajos espléndidos. Tenemos a Taylor Swift, pletórica con su Folklore, un delicado y emocional conjunto de canciones que ha llamado a las puertas del pop indie; y por el otro lado asoma Dua Lipa, la reina de la pista con su Future Nostalgia, un trabajo fiestero y sofisticado que nos recuerda que el espíritu del Studio 54 puede llevarse a la actualidad. Y a partir de estos dos álbumes, que los demás se busquen la vida.Katy Perry, ‘Smile’Artista: Katy Perry.

Disco: ‘Smile’.

Sello: Capitol.

Calificación: 6 sobre 10. Lady Gaga fracasó con su Chromática, por muchos premios MTV que se haya llevado. Y Katy Perry… Pues la estadounidense acierta con un disco que, salvo algún momento de aburrimiento (breve, eso sí), es una fiesta de pop asquerosamente divertida. Ni tan refinada como Dua Lipa, ni tan arriesgada como Taylor Swift, el fuerte de Perry es ser la diosa de los creyentes de la religión de los grandes canciones de pop comercial. El disco arranca a lo grande, con el pringoso Never Really Over y con Cry About It Later, que nos recuerda que alguna vez Kylie Minogue fue la reina del elegante pop de la pista.Como siempre en los productos de las estrellas pop hay un ejército de productores, arreglistas y correveidiles que figuran en los créditos de las canciones, seguramente profesionales respetables que nos hacen preguntarnos: ¿será necesario tanto personal para hacer algo tan sencillo?Los momentos menos inspirados de Smile llegan cuando Perry y su gente se toman un respiro, en piezas que no hacen sino pisar lugares comunes, medios tiempos como Daisies o Resilient, monótonos, intrascendentes. Regresa la diversión con Not The End Of The World, una canción luminosa para estos tiempos sombríos. “No es el fin del mundo. / Vístete con ropa elegante. / No pierdas la esperanza. / No estamos asistiendo a un funeral. / De hecho es el comienzo de algo”, canta la californiana. Smile, la canción, es un homenaje a los tiempos disco de los setenta, irresistible.Es un disco breve, de 36 minutos, que se pasa en un suspiro si se tiene ganas de bailar, y que se cierra con una inspiradísima pieza reposada, What Makes a Woman, una canción dedicada a su hija recién nacida y que aquí, sí, se acerca a lo que ha hecho Taylor Swift en Folklore.Está claro que Katy Perry no pretende ser Jimi Hendrix, no hace canciones con aspiraciones de perdurar. Su música nace para dar placer durante un rato y, cumplida su función, a otra cosa. No es fácil: ella misma ha visto cómo algunos de sus discos pasaban a la segunda etapa sin haber logrado el objetivo. Pero este Smile cumple el ciclo completo.


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