Marcelino tira de humor para hablar de su supuesta dureza con los jugadores. “Qué va, no creo que se quejen, ahora aprieto mucho menos que hace unos años. Soy demasiado bueno. Siempre intentamos aplicar la lógica, pero marcando el camino de la ambición sana”, señaló entre risas el entrenador del Athletic.
“Ahora estamos en un buen momento, tenemos que ir asentando las claves que te llevan a ese camino victorioso. En la euforia puedes vivir un tiempo, pero no puedes perder la humildad, el respeto y el recuerdo de lo que te llegó a ese éxito. Cuando te debilitas es muy difícil volver a reiniciar. Tengo como lema que si exijo a los demás es porque me exijo a mí mismo. Es la forma de lograr buenos resultados”, añadió.
El asturiano afronta la relación con sus jugadores al margen de que los resultados sean buenos o malos. “Intento que la empatía, confianza y sinceridad sean la mismas independientemente del resultado. No debe guiarnos los resultados para la relación con los jugadores. Tiene que basarse en otros hábitos de comportamiento. Es lo que procuramos”, afirmó.
Marcelino sabe cuál es su obligación al frente del equipo: “Hay una persona que tiene que tomar las decisiones y eso me compete a mí. El otro día lo que más me costó fue dejar a 6 jugadores sin entrar en la convocatoria (por la vuelta de Copa ante el Levante). Es a lo que nos exponemos y lo que nos exige nuestra profesión. En el resto del tiempo, los jugadores tienen que ver un grupo de personas con las que se puede hablar y que se sientan igualados en el trato. Luego, el ambiente siempre es más favorable cuando los resultados son buenos, pero la forma de actuar debe de ser la misma, sobre todo la mía respecto a los jugadores”.
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