Tebas-Rubiales, el pulso por el poder que tomó el relevo del fútbol

Desde que el 23 de marzo la Federación Española de Fútbol (RFEF) y LaLiga anunciaran, a través de un comunicado conjunto y al término de una reunión de la Comisión de Seguimiento del COVID-19, la suspensión ‘sine die’ de las competiciones profesionales los desencuentros entre los dos máximos organismos del fútbol español han sido constantes.



Y de esta forma, en el desierto competicional en el que el coronavirus ha convertido el panorama futbolístico español, las figuras de Luis Rubiales y Javier Tebas, presidentes de la Federación y de la patronal respectivamente, han ganado (más si cabe) en protagonismo mediático a falta de Messis, Benzemas y compañía que llevarnos a la boca.

La AFE, con su presidente David Aganzo a la cabeza, también ha buscado su cuota de protagonismo en la polémica

Es, el pulso entre ambos, el partido que el virus no detuvo. Un choque que obligaría a un imaginario VAR a emplearse a fondo para saber en cada acción cuál de los dos dio primero o quién lleva la razón, sin descartar que en algún lance no la tenga ninguno de los dos. Porque en este juego del gato y el ratón en el que parecen empeñados uno y otro el objetivo más parece a veces el lucimiento personal que el beneficio de un fútbol español que espera (es de creer) de ambos dirigentes una altura de miras que por ahora sólo ha brillado por su ausencia.

La ‘bomba’ del 7 de abril

Después de transitar en aguas relativamente calmas desde ese 23 de marzo, el 7 de abril se desencadenó la tempestad que acabó con esa tregua que el parón de las competiciones parecía haber propiciado. Ese día se reunió la Comisión de Seguimiento del COVID-19 que engloba (quizá sería más adecuado decir que englobaba, en pasado) a RFEF, LaLiga y AFE, el sindicato que también ha intentado arañar sus minutos de gloria.

En aquella cumbre, a decir de la Federación, esta logró arrancar el compromiso de la AFE de jugar cada 72 horas en una hipotética reanudación de las competiciones en lugar de las 48 pactadas (según la RFEF) entre el sindicato y la patronal. Los términos utilizados en el comunicado fueron que AFE se había visto “obligado a aceptar” el planteamiento de la Federación, “deshaciendo lo acordado con LaLiga”. También destacó la RFEF en su comunicado que se había pactado aumentar a cuatro (dos por período) las pausas para la hidratación de los jugadores .

David Aganzo, presidente de la AFE
David Aganzo, presidente de la AFE

Aquella nota despertó tanto a AFE como a LaLiga. Ambos organismos negaron la existencia del acuerdo para jugar cada 48 horas. El sindicato, tras afirmar haberse sentido víctima de “un ataque directo” a su trabajo, subrayó “su rechazo a la prórroga de los contratos individuales de los jugadores” que expiren el 30 de junio.

De las denuncias por la filtración de un audio a la ruptura de la comisión de seguimiento del virus, el enfrentamiento es total

LaLiga, por su parte, negó además que se hubiera hablado de pausas de hidratación y recordó su potestad para fijar los horarios de los partidos en respuesta a la proclamación, por parte de la Federación, de que se opondría “a la disputa de partidos en los que las condiciones de calor, radiación solar y humedad sean contrarias a la salud de los futbolistas”, entre los meses de mayo y agosto.

No hizo falta mucho más para esperar otro movimiento de la Federación, que aseguró, respecto a la prórroga de los contratos, que “sólo AFE planteó” este tema en la cumbre y que la RFEF no había opinado al respecto.

El audio de la discordia

La filtración y difusión, en plena madrugada, de un audio de la reunión acabó de hacerlo saltar todo por los aires. Tanto AFE como LaLiga anunciaron su intención de denunciar (en el caso de la patronal tanto a Rubiales como al secretario de la Federación) a la RFEF por la filtración de los audios, que el organismo que preside Rubiales se apresuró a asegurar que no eran ninguna novedad: todos los protagonistas de la reunión, aseguró, tenían conocimiento desde su primera sesión de que eran grabadas sistemáticamente.

Aquel cruce de comunicados, respuestas, contrarréplicas y salidas de tono en general tuvieron continuidad con la excusa de los protocolos médicos elaborados por los protagonistas del sainete con la vista puesta en la vuelta de los equipos al trabajo. El día 1 se tuvo conocimiento de las labores de LaLiga en la redacción de su protocolo, que trasladó a los clubs esta misma semana.

Pues bien, apenas diez días después, el 11 de abril, el diario AS desvelaba el contenido de otro protocolo, esta vez auspiciado por la Federación. Y con fecha del mismo día 11 era la AFE quien, a través de su página web, difundía un tercer documento, su particular protocolo, para acabar de enturbiar un panorama que ‘sólo’ reclama indicaciones claras y precisas sobre cómo actuar para erradicar un virus que ha dejado ya miles de víctimas en nuestro país.

La propuesta ‘europea’

Y sin solución de continuidad, este mismo jueves día 16 RFEF y LaLiga volvieron a enzarzarse. En esta ocasión, la excusa fue la propuesta federativa para decidir qué equipos representarán a España en Champions y Europa League si la competición no puede concluir con la ‘normalidad’ que la situación generada puede ofrecer.

En época de reclamar unidad, los órganos rectores del fútbol español están más desunidos que nunca

A las pocas horas de que Rubiales anunciara a través de la web de la Federación su propuesta, desde LaLiga se lanzó la advertencia de que la patronal (y solo la patronal) tiene la potestad para decidir en todos aquellos asuntos que conciernen a la competición profesional. En este caso, qué equipos representarían a nuestro fútbol en la Champions y Europa League 2020-21 si el ejercicio actual no llega a completarse.

Fue, por ahora, el penúltimo capítulo de una larguísima y cansina relación de desencuentros entre las cabezas visibles de nuestro fútbol. De una polémica que desmiente y ridiculiza los eslóganes oficiales llamando a la unidad para vencer al COVID-19. Los enésimos ataques y contraataques del único partido que el coronavirus no ha logrado detener en nuestro país. Del partido que nunca debió jugarse.


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