Algunas personas temen ver cómo su entorno social se estrecha. Les produce una gran ansiedad pensar que se van a quedar solos. Hablamos de autofobia, un trastorno que oculta problemas de inseguridad y autoestima. ¿Sabes reconocerla y hacerle frente?
La autofobia puede ser la consecuencia de un recuerdo traumático relacionado con la soledad. En otras ocasiones, esa fobia se manifiesta a partir de experiencias negativas similares, vividas por personas del entorno más próximo. La persona hace suya esa sensación de vulnerabilidad y se niega a quedarse sola. Cree que, en una situación así, le pueden suceder cosas malas y no tendrá a quién acudir.
Es más: le produce una gran angustia pensar que su círculo de amistades le deje de lado o le margine. Estos son algunos de los síntomas que caracterizan a una persona que sufra autofobia.
Síntomas físicos
El paciente puede sufrir ataques de ansiedad y/o de pánico. En concreto, puede experimentar palpitaciones, sudores, mareos, temblores, náuseas, vómitos, sudoración excesiva, hipertensión, taquicardias, hiperventilación y dificultades para respirar. Básicamente, pierde el control de su cuerpo ante una sensación de miedo extrema.
Otros síntomas
La persona evita quedarse sola a toda costa. De lo contrario, piensa que le acecha algún peligro, e incluso que puede llegar a perder la vida. Esos pensamientos se desvanecen cuando tiene a alguien cerca y se siente segura. Esta fobia revela, también, carencias psicológicas de fondo a diagnosticar y tratar por un profesional. Por ejemplo, inseguridad en uno mismo y baja autoestima.
Cómo tratarla
Algunos expertos creen que la autofobia se trata con terapia psicológica. Solo el profesional adecuado prescribirá estrategias que ayudarán a gestionar el miedo que le produzca la soledad. Con ello, reducirá los síntomas descritos y volverá a asumir el control de su propio cuerpo.
Otros expertos apuestan por exponer al paciente a esas situaciones que le hagan sentir vulnerable. Por eso, le recomendarían estar solo en algunos espacios, como su propio hogar, durante un tiempo determinado. Este se prolongaría a medida que se avanzara en el tratamiento.
Además, también se intentaría mejorar la autoestima y dependencia emocional de la persona. El profesional tratará de empoderar al paciente para que se sienta orgulloso de sí mismo. La terapia consistiría en reforzar sus puntos fuertes, dejándole claro el potencial que tiene.
En todo caso, hay que saber tratarla, y sobre todo diagnosticarla, de manos de los mejores profesionales para hacer frente a este problema.
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