El 10 de mayo de 2017 pasó a la historia del Atlético de Madrid. El cuadro colchonero cayó en las semifinales de la Liga de Campeones, ante el Real Madrid. Era el partido de vuelta de una eliminatoria en la que el cuadro blanco ganó en el Santiago
Bernabéu por 3-0 y el choque de vuelta parecía un trámite.
Pero no lo fue, porque el Atlético salió como un huracán a aquel choque. En 20 minutos, los de Simeone estaban 2-0 en el marcador. Parecía que todo podía ser pero Karim
Benzema se inventó un golazo que culminó Isco, para evitar la proeza colchonera.
El caso es que para algunos, el recuerdo de aquel partido fue aquel gol. Para los jugadores del Atlético, su afición, y para gran parte del mundo, fue lo que sucedió en la parte final del choque. Con el cuadro colchonero ya virtualmente eliminado arreció una lluvia como pocas veces se había visto en la capital de España. Sin embargo, ni un alma se movió de la grada. Cuanto más llovía, más animaba la afición rojiblanca, orgullosa de sus jugadores. Algunos arrancaron incluso los asientos para taparse de la lluvia. A nadie parecía importarle, una imagen que contrastaba con los hinchas blancos, más preocupados de colocarse el chubasquero, que de disfrutar de lo que su equipo estaba logrando.
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