Tres puntos entre pan y pan


A la congénita incertidumbre respecto al resultado que acompaña al aficionado de la Real cada vez que acude a Anoeta, hoy se le añadirá una duda existencial: cuándo comer. El rebautizado Reale Arena acoge a mediodía el primer partido de su historia a las dos de la tarde pero, más allá de cómo solucione cada seguidor txuri urdin sus cuitas con el almuerzo dominical, la Real quiere demostrar, derrotando al Betis, que no ha perdido ni un ápice del hambre con el que arrancó la temporada y que las dos últimas derrotas ligueras pusieron en cuarentena. El atípico horario se presenta ideal para saciar el apetito.



El partido supone la reanudación de la Liga, después de dos semanas amargas en las que ha habido que mascar la derrota ante el Getafe, dolorosa porque en el primer tiempo quien más quien menos vio el partido ganado pero se acabó perdiendo de forma merecida ante el buen comportamiento de los madrileños cuando la Real se quedó con diez.

Volver a jugar en casa ofrece al conjunto txuri urdin una ventaja incuestionable de resarcirse ante su gente. Una oportunidad magnífica de retomar el hilo de los mejores pasajes futbolísticos de la campaña en Anoeta, que han sido mayoría en los tres partidos jugados. Una ocasión para demostrar que la interrupción en la segunda parte ante el Getafe de la secuencia de buen juego, agresividad y ambición exhibida por la Real contra Alavés, Atlético y en la primera mitad frente a los de Bordalás sólo fue un accidente. Regresar a esos automatismos futbolísticos que encandilaron a la grada de Anoeta en las primeras jornadas no debería suponer un gran problema para un equipo que tiene claros, y establecidos, cuáles deben ser los mecanismos de juego con los que quiere competir en esta Liga.

Un eje de la defensa nuevo

La principal alteración en sus planes a la que debe hacer frente Imanol hoy es que no contará con los dos centrales con los que ha jugado los cinco últimos partidos. El inconveniente de no poder alinear a Llorente, sancionado, y Aritz, lesionado, lo compensa el hecho de que el entrenador de la Real puede recurrir a una fórmula ya testada con éxito. Lo lógico es que sean Le
Normand y Zubeldia quienes comanden hoy las operaciones desde el centro de la zaga, con Zaldua y Monreal a sus costados. Pareja de centrales con la que la Real arrancó el campeonato (en Valencia y Mallorca), con el buen balance de cuatro puntos sobre seis posibles. De ahí hacia adelante, la alineación debería recitarse de memoria por cualquier aficionado txuri urdin. Guevara volvería al eje de la medular para cubrir la vacante del retrasado Zubeldia, con Merino, Odegaard, Portu, Oyarzabal y Willian
José como quinteto más avanzado en busca de la quinta victoria de la temporada.

Un rival con dudas

El patrón futbolístico exhibido hasta ahora le permite a la Real afrontar el partido de esta tarde con la confianza y las garantías que, aparentemente, no tiene el Betis. Los 16 goles que ha encajado le sitúan como una víctima propiciatoria para la indudable pegada de la Real pero, ante todo, es un equipo al que se le presumía un potencial que todavía no ha logrado exhibir. Cambiaron a Setién por Rubi, llegaron fichajes ilusionantes como Fekir o Borja
Iglesias pero sólo han ganado dos partidos y todavía no han vencido fuera (un empate y dos derrotas). Es un conjunto, en cualquier caso, con un potencial indudable que, previsiblemente, planteará además un partido algo más abierto que el que propuso el Getafe a una Real a la que un triunfo consolidaría en la quinta plaza, incrustada en el furgón cabecero de los siete primeros clasificados.


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