Donald Trump comunicó este viernes el polémico indulto a dos militares por crímenes en la guerra en Afganistán y el restablecimiento de la graduación a un tercero castigado por otras acciones en Irak. La decisión se había rumoreado en las últimas semanas, sobre todo después del mensaje publicado en Twitter por el presidente a mediados de octubre, cuando se refirió a uno de los condenados, Matthew Golsteyn, y se quejó: “¡Entrenamos a nuestros chicos para ser máquinas de matar y luego les procesamos cuando matan!”. Altos cargos del Ejército, según The Washington Post, habían tratado de hacer cambiar de parecer al mandatario.
En concreto, Trump ha otorgado el perdón total al exteniente primero Clint Lorance, condenado por la muerte de dos civiles y para el comandante Mathew Golsteyn, acusado de matar a un afgano desarmado a quien tomó por un talibán fabricante de bombas. Además, devolvió la graduación a Edward Gallagher, miembro del cuerpo de élite Navy SEAL, que fue el pasado verano declarado inocente de cargos de asesinato en su contra, pero fue condenado por posar junto al cadáver de un rehén iraquí al que acusaron de haber matado.
“El presidente, como comandante en jefe, es en última instancia responsable de garantizar que se aplique la ley y, cuando sea apropiado, que se otorgue el perdón”, señaló la portavoz de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, a través de un comunicado.
El caso de Golsteyn, un antiguo boina verde que había vuelto condecorado de Afganistán, resultó especialmente mediático por el modo en que salió a la luz. El crimen tuvo lugar en 2010 y 2011. Durante una entrevista de trabajo en la CIA contó que había matado y quemado el cuerpo del supuesto talibán. El Ejército abrió una investigación y cerró el asunto con una carta de amonestación. Cinco años más tarde, en una entrevista en la cadena Fox, volvió a mencionar la historia y, en 2018, tras una segunda investigación, fue acusado de asesinato premeditado.
El teniente Lorance estaba cumpliendo ya 19 años de prisión en Kansas. En 2012, cuando estaba al frente de un batallón en Afganistán, ordenó disparar contra vecino de una población que no suponía ninguna amenaza, lo que acabó con la vida de dos de ellos. Aunque trató de ocultar lo sucedido, la propia tropa lo denunció y fue condenado en 2013.
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