Donald Trump pretende darse un baño de masas en Pensilvania. El expresidente entra este sábado de lleno en la campaña electoral para las elecciones legislativas del próximo 8 de noviembre con un mitin en el pabellón de Wilkes-Barre, con capacidad para unas 8.000 personas. En los mensajes a sus seguidores ha prometido que será “épico” e “histórico”. Es la primera aparición del expresidente en un acto público desde el registro de Mar-a-Lago, su mansión en Palm Beach (Florida) por parte del FBI, el pasado 8 de agosto.
Trump no ha permanecido callado este tiempo, pero se ha manifestado básicamente a través de Truth Social, su copia de Twitter. La expectación también aumenta después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, haya dado un discurso solemne en Filadelfia en el que ha calificado a Trump y sus seguidores más acérrimos de “amenaza” para la democracia.
Biden busca el cuerpo a cuerpo contra el rival al que derrotó en 2020 y no se puede decir que Trump lo evite. Ha convocado su primer mitin de campaña en Wilkes-Barre, la ciudad de unos 45.000 habitantes que está al lado de Scranton, la ciudad natal de Biden. Biden también ha acudido esta semana a Wilkes-Barre, donde atacó a los trumpistas en un acto sobre seguridad ciudadana.
Los republicanos querían que las elecciones del 8 de noviembre fueran un referéndum sobre Biden, cuya popularidad estaba por los suelos. Ahora, no solo ha remontado, sino que, además, el protagonismo de Trump puede convertir las legislativas en un plebiscito sobre el anterior presidente o, al menos, en una reedición de la batalla Biden-Trump de 2020. Ese es un terreno que favorece más a los demócratas, que ahora confían en que si juegan bien sus cartas pueden retener el control del Senado y minimizar sus pérdidas en la Cámara de Representantes
Pensilvania es un Estado clave en la batalla por el Senado, pero también está en juego el cargo de gobernador y algunos de los 17 escaños en la Cámara de Representantes, aquellos donde no hay mayoría clara de ninguno de los dos partidos. Además, sus 19 compromisarios también pueden resultar decisivos en las presidenciales de 2024, a las que aspiran a volver a presentarse tanto Trump como Biden.
El 8 de noviembre se renueva algo más de un tercio del Senado y la totalidad de la Cámara de Representantes. En el Senado hay empate a un 50 que deshace la vicepresidenta, Kamala Harris cuando es necesario. Por eso, cada puesto es importante. Además, de los 35 escaños que se renuevan, solo 14 pertenecen a demócratas y en nueve de ellos tienen una mayoría bastante sólida. Los republicanos tienen sus ojos puestos en Arizona, Nevada y Georgia, principalmente, pero si pierden el puesto de Pensilvania, tendrán que ganar al menos dos para cambiar de signo la mayoría.
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Trump acude al rescate de Mehmet Oz, de 62 años, el candidato republicano al Senado, y de Doug Mastriano, que aspira al puesto de gobernador. Los dos fueron los recomendados por el expresidente en las primarias republicanas y es casi seguro que no habrían ganado sin su ayuda. Ahora, van por detrás de sus rivales demócratas en las encuestas. Ambos participarán con Trump en el mitin de este sábado.
Para Mehmet Oz, el doctor Oz, cirujano convertido en celebridad televisiva que ahora quiere triunfar en la política, el último mitin con Trump, en mayo pasado en Greensuburg, fue más agrio que dulce. La gente estaba entregaba al expresidente, pero cuando le tocó intervenir a él, lo abuchearon. Oz ganó por los pelos las primarias porque no termina de convencer a los votantes republicanos. Le consideran un paracaidista, sin arraigo en Pensilvania, y un republicano de boquilla que fue tolerante con el aborto, crítico del fracking para extraer petróleo y partidario de un mayor control de las armas.
El candidato republicano al Senado por Pensilvania, Mehmet Oz, interviene en un mitin en mayo pasado en Greensburg (Pensilvania), acompañado por Donald Trump.
Gene J. Puskar (AP)
Se enfrenta a John Fetterman, de 53 años, vicegobernador del Estado, un demócrata del ala izquierdista del partido, de estilo informal (dio varios mítines en sudadera y pantalón corto), que defiende impulsar la sanidad pública, la reinserción de condenados, la legalización de la marihuana y la defensa de los derechos trans. Sufrió justo antes de las primarias un ataque por el que necesita llevar un marcapasos y por el que ha limitado sus apariciones públicas. Está evitando debatir con el doctor Oz y prefiere atacarle en anuncios de televisión y en las redes sociales, donde le ha troleado con frecuencia. Los partidarios de Oz han empezado a contraatacar utilizando su salud como argumento.
Del que no hay dudas sobre su trumpismo es Doug Mastriano, que parece tan obsesionado como el propio expresidente con la teoría conspirativa de que le robaron las elecciones. También por eso, la idea de tenerle como gobernador asusta a los demócratas pensando en las elecciones de 2024. Aunque Mastriano sí moviliza a los republicanos más radicales, esos que abucheaban a Oz, el aparato estatal del partido habría preferido un candidato más moderado que pudiese atraer a los electores independientes frente al izquierdista Fetterman.
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