El expresidente Donald Trump participa en un mitin en Greensburg (Pensilvania), el pasado 6 de mayo.Gene J. Puskar (AP)
En poco más de 24 horas, el expresidente Donald Trump ha sufrido dos nuevos reveses a su intento de frenar la instrucción de una causa en Nueva York por irregularidades en sus negocios. El republicano ha visto rechazada este viernes una demanda, presentada en diciembre, para frenar la investigación de la fiscal general del Estado, Letitia James, sobre presunto fraude fiscal que se inició hace tres años, cuando todavía era presidente de EE UU. La víspera, el exmandatario, muy activo en las disputadas primarias republicanas, recibió de nuevo la orden de comparecer ante James y declarar bajo juramento, junto con sus dos hijos mayores, Donald Junior e Ivanka.
Trump demandó a James, reconocida demócrata, para frenar una causa civil sobre el presunto fraude fiscal y documental mediante el que la Organización Trump supuestamente maquilló el valor de sus activos para lograr beneficios fiscales y créditos ventajosos. Trump, que ha acusado a James repetidamente de orquestar una caza de brujas, alegó entonces que la fiscal estaba utilizando el caso para promover su carrera política. De hecho, James presentó en octubre de 2021 su candidatura a gobernadora del Estado de Nueva York, pero la retiró poco después.
La juez federal de distrito Brenda Sannes ha desestimado este viernes esa demanda, al considerar que no hay evidencias de que James obrara de mala fe, es decir, obedeciendo a motivaciones políticas. La fiscal ya advirtió en enero de que las quejas del expresidente sobre la supuesta índole política de la causa no van a beneficiarlo y menos aún eximirlo de ser investigado. Los abogados del magnate denunciaron “la conducta atroz y el acoso de James” como constitutivos de mala fe.
“Nadie en este país puede elegir cómo se le aplica la ley, y Donald Trump no es una excepción”, dijo James entonces en un comunicado. “Seguiremos adelante con la investigación sin inmutarnos”.
El fallo de hoy es el último varapalo judicial que sufre Trump, y el segundo en dos días. Un tribunal estatal de apelaciones falló este jueves que debe testificar bajo juramento junto con sus dos hijos mayores como parte de la investigación. La semana pasada, además, el republicano satisfizo el pago de una multa de 110.000 por no acudir a la citación de James. La sanción era una de las condiciones necesarias para retirarle permanentemente una orden de desacato judicial que había dictado contra él el juez responsable de la causa, Arthur Engoron.
Trump intentó zafarse de la citación de James señalando que no tenía ninguno de los documentos requeridos por la fiscal, una afirmación de que Engoron tildó de sorprendente, habida cuenta de que la fiscalía aseguró en enero que la investigación había descubierto pruebas fehacientes de un posible fraude fiscal. Trump niega cualquier mala práctica o engaño. La investigación de James se desarrolla en paralelo a otra penal incoada en la fiscalía de Manhattan por el antiguo fiscal, Cyrus Vance, y heredada por su sucesor, el también demócrata Alvin Bragg. La causa languidece por las dudas de Bragg sobre el proceso, lo que ha provocado la renuncia de dos investigadores.
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Desde el inicio de la investigación de James, Trump ha recurrido a toda la artillería de que dispone para frenarla. La demanda contra la fiscal, presentada en diciembre, forma parte de una nueva estrategia legal agresiva, adoptada el pasado año, que incluyó otra demanda a Hillary Clinton, su rival demócrata en las elecciones de 2016, por conspirar en su contra, además de una querella de 100 millones de dólares contra su sobrina rebelde Mary Trump y el diario The New York Times por una historia, galardonada, sobre sus finanzas.
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