Un duro informe marca el inicio del juicio a Trump en el Senado



Los senadores, este jueves durante su juramente de imparcialidad. En video, John Roberts y Mitch McConnell hablando. FOTO:AP | VIDEO:AFP
El tercer impeachment de la historia de Estados Unidos llegó en un soleadísimo y cálido día de enero, a punto de cumplirse tres años de una Administración instalada en la tormenta y con curiosos caprichos del destino. Momentos antes de que comenzase la apertura formal del juicio en el Senado, esa misma Cámara concedía a Donald Trump una de las grandes victorias legislativas de su mandato, la aprobación por abrumadora mayoría del nuevo tratado comercial con México y Canadá. Por la mañana, sin embargo, las noticias venían mal dadas para el presidente, pues la oficina de control del Gobierno, una agencia independiente dentro de la Administración, presentó un informe en el que califica de ilegal la congelación de ayudas militares a Ucrania decidida el pasado verano por la Casa Blanca.

Esa decisión del Gobierno de Trump resulta clave en este caso porque la acusación lo considera una forma de presión a Kiev para forzar un anuncio negativo sobre los Biden. La oficina, que depende del Congreso, asegura que la retención del dinero -cerca de 400 millones previamente aprobados por el Congreso- tuvo carácter político, no técnico. “El cumplimiento de la ley de buena fe no permite al presidente cambiar sus prioridades políticas por aquellas que el Congreso haya convertido en ley”, sostiene el texto.
Es uno de los documentos que se discutirán en las próximas semanas en el Senado, convertido desde este jueves en un tribunal. “Hear ye! Hear ye! Hear ye! Todas las personas están obligadas a permanecer en silencio, bajo pena de prisión…”, conminó el sargento de Armas, como marca la tradición.
Fue otro día de rituales en Washington. El equipo de fiscales nombrado el miércoles por la Cámara de Representantes, siete congresistas demócratas que se encargarán de argumentar la acusación, se presentó sobre el mediodía en la Cámara alta para leer en voz alta los cargos contra Trump, los llamados artículos del impeachment. Sobre las dos de la tarde llegó el presidente del Supremo, John Roberts, que ejerce de árbitro en el pleito. “¿Jura, solemnemente, que en todas las cosas concernientes al juicio del presidente Donald John Trump, ahora pendiente, administrará justicia imparcial de acuerdo con la Constitución y las leyes, con ayuda de Dios?”. “Lo juro”. Roberts hizo su juramento ante el presidente de la Cámara y se encargó de tomarlo al centenar de senadores, ahora miembros de un jurado que ha prometido ser eso, imparcial.
¿Es posible? El líder de los republicanos en la Cámara alta, Mitch McConnell, ya advirtió hace semanas que estaba coordinando los detalles del proceso con la propia Casa Blanca y la absolución se da por segura, dada la mayoría republicana. Mientras, un hijo de Trump, Eric, pedía este jueves en las redes sociales que cualquier senador demócrata que esté compitiendo por la candidatura a las presidenciales de 2020 —hay cuatro en esta situación, como Bernie Sanders o Elizabeth Warren— se recuse por su “increíble conflicto de intereses” en este juicio.
Este será el primer impeachment de la era Twitter, también el primero que juzga a un presidente que busca la reelección y que bloqueará durante semanas a cuatro senadores que luchan en unas primarias. Resulta, a su vez, el más partidista de los llevados a cabo hasta ahora.
El primer presidente en pasar por un juicio en el Senado, Andrew Johnson, en 1868, quedó absuelto por un solo voto, y en el caso de Bill Clinton (culminado en 1999), aunque el partidismo fue mayor, los votos de los legisladores en ambas fases del juicio (la de la Cámara de Representantes y la del Senado) no se ajustaron tan milimétricamente como ahora a la línea del partido. Las reglas de juego sobre cómo desarrollar el proceso, por ejemplo, salieron adelante por unanimidad. Ese es el primer paso que afronta ahora el juicio en el Senado, aunque es posible que la declaración de testigos, uno de los grandes puntos de conflicto, se vote después de las alegaciones de las partes, que empiezan el martes, 21 de enero, a la una de la tarde.
El abogado de la Casa Blanca, Pat Cipollone, encabezará la defensa del presidente en el juicio, si bien el equipo completo no ha sido anunciado. Trump se declara víctima de una “caza de brujas” de un “fraude” por parte de los demócratas, y sostiene que sus peticiones al propio presidente ucranio, Volodímir Zelenski, para que anunciase investigaciones que perjudicarían a los demócratas “no tenían nada de malo”, sino puro interés en contra de la corrupción.
El papel de su abogado personal, Rudy Giuliani, maniobrando con Kiev y usando una invitación a la Casa Blanca, como mecanismo de presión, cuestiona la versión del mandatario. Además, el embajador estadounidense ante la Unión Europea, Gordon Sondland, que también se vio implicado en las gestiones con Ucrania, declaró en la fase previa en la Cámara de Representantes que él mismo consideró las ayudas militares supeditadas al anuncio de esa investigación. Ese bloqueo es el que el informe oficial publicado este jueves pone en cuestión.
Y han surgido nuevos materiales inquietantes aportados por Lev Parnas, un socio de Giuliani imputado por un caso ajeno a esta trama, que revelan las maniobras del abogado. Este jueves, en una entrevista a The New York Times, Parnas aseguró que el presidente conocía las presiones de Giuliani. “Me juego toda mi vida a que Trump sabía exactamente todo lo que estaba pasando sobre lo que Rudy Giuliani estaba haciendo en Ucrania”, dijo. Poco después de la sesión en el Senado, Trump se defendió con un mensaje simple, escrito en mayúrsculas en su cuenta de Twitter: “Se acaba de abrir un ‘impeachment’ contra mí por hacer una llamada de teléfono perfecta”.


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