Una imagen vale más que mil palabras. La de la plantilla del Sevilla manteando a Julen Lopetegui minutos después de finalizar el partido refleja lo que ha conseguido el técnico vasco en apenas un año. Parece mentira, pero tan solo ese tiempo ha transcurrido desde que Monchi confió en un entrenador que, tras salir rebotado tanto de la Selección como del Real Madrid, bien podría haber perdido la confianza en sí mismo. Nada más lejos de la realidad. Lopetegui aceptó de buen grado el reto de reconstruir a un Sevilla que, por segundo curso consecutivo se había quedado fuera de la Champions League tras haberse malacostumbrado a disputar la misma. Sobre el papel desde luego que no se antojaba sencillo.
Julen asumió el cargo de un equipo en el que en verano de 2019 se cambió toda la columna vertebral. Tanto es así, que 9 de los 11 jugadores del equipo titular este viernes no estaban en el Sánchez Pizjuán cuando arrancó esta temporada. Cuesta creerlo teniendo en cuenta la solvencia con la que juega este Sevilla, pero la explicación tiene nombre y apellidos: Julen Lopetegui Argote.
El técnico que en su día metió a la Selección en el carril que prometía llevarle a bordar una segunda estrella en su camiseta no solo ha cumplido con creces la tarea que le asignaron, sino que más allá del qué ha brillado en el cómo.
Este Sevilla, además de competir de maravilla, juega fenomenal. El plan de Lopetegui pasa por un vistoso 4-3-3 en el que se busca ser protagonista mediante el balón pero no por ello se descuidan otros aspectos como la solidez defensiva. La solidaridad en las ayudas es una condición ‘sine qua non’ y el esfuerzo y la profundidad por banda una bendita bendición. En una de las mismas anda un tal Jesús Navas que parece haber tomado el elixir de la juventud eterna y a sus 34 juega con la energía de un novel que busca hacerse un hueco en esto del fútbol.
Pero más allá de cualquier individualidad, la verdadera razón del éxito de este Sevilla está en la fuerza del colectivo. La máquina de fútbol que ha creado Lopetegui no es perfecta porque en el fútbol la perfección no existe. Pero bien se puede aseverar que el vasco ha logrado confeccionar un auténtico equipazo. En el Madrid no le dieron el tiempo suficiente para ello. Tan solo un año ha necesitado en el Sevilla.
Source link