Un Madrid abonado a la polémica y sin unidad B

El Real Madrid encadenó su cuarta victoria liguera consecutiva fiado a la solidez de un once titular cada vez más reconocible y de nuevo abonado a una polémica que esta vez fue escándalo. Munuera Montero se hizo el longuis después de que Sergio Ramos tocara claramente el balón con el codo tras un remate de cabeza de Muto cuando el marcador lucía el 1-2 favorable al equipo de Zinedine Zidane.

Corría el minuto 83 de partido y el equipo blanco, de más a menos en Ipurua, aguantaba en su área los envites de un corajudo Eibar que compitió con entereza hasta el final. El capitán blanco sacó el codo a pasear en una posición poco natural cuando el bombardeo de centros era cada vez más intenso pero Munuera Montero no apreció nada punible.

Aunque Cuadra Fernández, responsable del VAR, le hizo detener el juego a la espera del veredicto, nada más se supo de la posible pena máxima. El colegiado ni siquiera fue advertido para ver la acción repetida. ‘Sigan, sigan’, pareció decir Munuera
Montero ante la indignación general del Eibar en general y de Mendilibar en particular. El técnico vasco nunca ha sido sospechoso de confiar en el videoarbitraje y su parecer no tiene pinta de que vaya a cambiar mucho tras el encuentro ante el Real Madrid. La nueva polémica acción llega, qué casualidad, el día que Florentino Pérez insinuó que las realizaciones televisivas son sesgadas y perjudiciales para el Madrid. La mano de Ramos, eso sí, la vio todo el mundo, con repeticiones desde todos los ángulos.

La normalidad arbitral regresa poco a poco después de que al Madrid le señalaran cinco penaltis en tres jornadas consecutivas ante Valencia, Villarreal y Alavés.

El equipo de Zidane bien pudo golear en el primer tiempo y acabó pidiendo la hora, ahogado porque sus piezas más importantes acumulan una tralla importante en las piernas tras superar una de las semanas más duras de la temporada. El francés ha dado con la tecla a la espera de la recuperación de Hazard y el Madrid entró al partido firme y letal. El equipo se fue apagando debido al ritmo infernal impuesto por el Eibar y bien pudo irse de Ipurua con un empate el saco. Zidane solo hizo dos cambios y casi lo paga su equipo, cuya división entre titulares y suplentes se hace cada día más grande.

Tal y como ocurrió ante el Athletic, el 1-3 del Madrid ante el Eibar llegó justo después de que el Madrid evitara el 2-2. En Valdebebas el salvador fue un Courtois providencial y en Ipurua el que acudió al rescate fue Sergio Ramos, providencial para abortar un mano a mano de Bigas con el portero belga.


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