Un millón de euros: el coste del divorcio entre Alejandro Sanz y Raquel Perera

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Alejandro Sanz ya es oficialmente un hombre divorciado. Después de más de una década juntos y con dos hijos en común, el cantante y su hasta ahora esposa, Raquel Perera, han dejado de ser oficialmente pareja. Pese a la tormenta que se desató hace unos meses cuando se supo que ambos estaban en guerra abierta para cuadrar los detalles de la separación, el resto de su relación, así como el final de la misma, se ha movido en la discreción y el silencio. Y de ello ha sido responsable sobre todo la siempre calmada y sonriente Perera. Este jueves está previsto que la pareja firme su divorcio.A lo largo de su dilatada carrera profesional, que abarca más de 30 años, Alejandro Sanz ha tenido diversas parejas. Tampoco demasiadas —al menos que se hayan hecho públicas—, pero sí de cierta popularidad: modelos, artistas, diseñadoras. Sin embargo, en 2007 sorprendía con la llegada a su vida de una mujer de la que apenas nadie había oído hablar: Raquel Perera. La cuestión es que él la conocía muy a fondo, pero no por ser una figura popular, sino porque llevaba siendo íntima suya durante años.Perera y Sanz se conocieron cuando ella entró a formar parte de su equipo, como una de las personas que trabajaban para gestionar la carrera del músico. En este caso, los representantes de Sanz la ficharon como su asistente personal. Perera estudió Psicología, pero después se especializó en Marketing y Comunicación y empezó a trabajar en ese mundo. Fue así como, a mediados de los 2000, conoció a Sanz. El músico se separó de la modelo Jaydy Mitchell, con quien se había casado en la isla de Java por el rito balinés en 1999 y con quien tiene una hija en común, Manuela, en el verano de 2005. Entonces el intérprete de Corazón Partío ya le había sido infiel a la mexicana, como se supo año y medio después, en diciembre de 2006, cuando reconoció que tenía un segundo hijo, Alexander, de tres años. El niño es fruto de una relación con la diseñadora puertorriqueña Valeria Rivera.Sin embargo, desde su ruptura con la modelo, no se le conocieron más parejas, más allá de un puñado de rumores. Por eso sorprendió la llegada de Perera a su vida. Ella siempre trató de mantenerse a la sombra. Sus primeras fotografías juntos, de agosto de 2007, les mostraban navegando juntos y con más amigos, muy acaramelados. A partir de ahí, Sanz empezó a tener la vida relativamente normal que la fama temprana le había negado. En julio de 2011, tras cuatro años de asentada relación, llegó a sus vidas su primer hijo, Dylan. El 26 de mayo de 2012 citaron a todos sus amigos en su finca de Extremadura para celebrar el bautizo del niño… y aquella fiesta resultó ser también su boda. En julio de 2014 completarían la familia con una niña, Alma.Además de su pareja y madre de sus hijos, Perera ha hecho buenas amigas por su relación con el cantante, como la cantante Marta Sánchez, la periodista Sara Carbonero, la representante Mariola Orellana o la actriz Carola Baleztena. Además, siempre ha tenido un papel esencial en la vida profesional de Sanz. Al principio en su faceta de asistente personal y después emprendiendo negocios con él: en 2014 lanzaron juntos una línea de camisetas; cuatro años después, otra de complementos de moda. Poco a poco empezó a gestionar sus cuentas, su carrera y a ser parte de Gazul Producciones, la sociedad limitada que administra los bienes del artista. Desde 2017, Perera se convirtió en la presidenta del consejo de Gazul Producciones desde su incorporación al mismo, el 12 de abril de 2017. También era apoderada de la misma empresa, que además de la música, tiene otras dos importantes patas: la distribución y el negocio inmobiliario. Perera también invirtió en cosmética, distribuyendo en España una marca de cremas francesas, y en un novedoso sistema educativo que finalmente dejó de lado.Sin embargo, tras su separación de Sanz el poder que acumulaba se vino abajo. A sus 45 años, Perera ha tenido que volver a empezar. Ha sido apartada del consejo de administración de Gazul y desde el pasado mes de enero ya no es presidenta, consejera, apoderada ni ostenta cargo alguno en la empresa. Para lograr mantener el nivel de vida que tenía en Miami, donde vivía con los dos niños, le ha exigido a Sanz una pensión tanto para sus hijos como para sí misma cuyo total ascendería a unos 40.000 euros mensuales. Ahora, tras el acuerdo de divorcio, se desconoce a los términos a los que ha llegado el exmatrimonio, pero sí que volverá a su Madrid natal. Y desde ahí aprenderá, de nuevo, a reinventarse.


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