Un muro que no pudo parar todo


Se cumplieron las rotaciones también en la portería. Miguel
Ángel
Moyá volvió a defender los tres palos de la Real tras descansar el jueves ante el Alavés en un partido en el que Remiro apenas tuvo que intervenir. No suele ser común rotar en la portería e Imanol volvió a confiar en un Moyá que tan sólo en San Mamés dio sensación de inseguridad.



No era buen escenario para volver a encontrar sus mejores sensaciones. El Sevilla, equipo acostumbrado a bombardear con centros laterales, puso en aprietos al balear, que no pudo ni respirar durante los 90 minutos del encuentro. Desde la primera jugada del partido el de Binissalem vaticinó que no iba a tener una noche sencilla. Reguilón subido en una Honda puso en apuros una y otra vez a Zaldua. Estuvo seguro en esa primera acción del encuentro el balear, recogiendo con una mano un complejo envío hispalense. La Real se adelantó en el marcador con un gol de Oyarzabal en el minuto 3 y desde entonces Moyá tuvo que intervenir una y otra vez puesto que el Sevilla fue un rodillo.

Los andaluces atacaban de manera masiva y desde los laterales la Real no pudo defender con comodidad. Ocampos avisaba bien pronto de que iba a dar guerra. Disparó desde fuera del área, potente, para que Moyá metiese la manopla abajo para enviar el balón a córner.

No pudo parar todo

El Sevilla no perdonó a la segunda. Banega alzó la cabeza para encontrar a Nolito, que a bote pronto superó a Moyá apesar de la estirada inutil del meta. Un golazo imparable. Tras el empate, Ocampos se convirtió en el enemigo principal del mallorquín y tuvo que intervenir en numerosas ocasiones en el primer tiempo. De nuevo Ocampos que de cabeza pudo hacer el 2-1, pero esta vez sí el portero pudo defender el empate. Koundé se quiso sumar a la fiesta con una chilena desde el punto de penalti con Moyá siguiendo el remate con la mirada. Se marchó rozando el palo y pudo ser el gol de la jornada.

Pero hay veces en las que el muro tiene grietas. Banega sacó rápido una falta nada más empezar la segunda mitad para que el balón llegase a Ocampos, que tras regatear a Zurutuza fusiló a Moyá que no pudo reaccionar. Demasiados disparos (13 al minuto 65) para tan pocas manos.

El segundo calló como un jarro de agua fría para los txuri urdin, agravando el mal momento con un semi fallo de Moyá: “Una jugada que cambia el devenir del partido”, definió el portero sobre el 2-1. Y tanto. Pozo, muy eléctrico desde la derecha, puso un centro fortísimo para que Moyá metiese una mano muy floja dejando un balón muerto para que el “Mudo” Vázquez hiciese el tercero a placer a puerta vacía. El muro se acabó rompiendo por completo.


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