Un partido crucial para la solidaridad

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La Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL) juega esta semana su partido más importante del año. Desde el pasado viernes y hasta este jueves 25 de noviembre la organización celebra su principal campaña, La Gran Recogida de Alimentos, con la que en 2020 reunieron 31 millones de kilos de alimentos. Un logro que aspiran a superar con la colaboración de los principales protagonistas de LaLiga: tanto las estrellas de los clubes como sus aficionados. Los goles de los primeros se traducirán en dinero a razón de 1.000 euros el tanto. Los segundos, con sus aportaciones a través de la iniciativa RetoSolidarioLaLiga y su trabajo, lograrán que la ayuda llegue a más de millón y medio de españoles, según cifras de FESBAL.

José María Puyuelo es uno de esos futboleros que se arremangará para que todo funcione desde el Banco de Alimentos de Zaragoza, uno de los 54 que existen en todo el territorio. De joven, pudo haber sido futbolista. Cuando era juvenil y militaba en el Helios jugó contra Txiqui Begiristain o Paco Liaño, que luego serían figuras prominentes en la élite. Pero a los 18 años le salió un empleo en una entidad bancaria y relegó el deporte a una afición, la más querida. Aguantó hasta los 40 con las botas puestas y a los 50 le llegó el gran cambio de su vida. Hará ocho años dejó un banco que prestaba dinero por otro que provee comida.

En su puesto de administrativo ha visto cómo tras la pandemia aumentaron el número de correos electrónicos y llamadas demandando apoyo. “Mucha gente cree que repartimos los alimentos directamente a los beneficiarios. Pero en realidad nosotros los hacemos llegar a las entidades benéficas que se encargan de la distribución”, explica.

Vídeo promocional de la colaboración entre LaLiga y FESBAL para la recogida de alimentos. LaLiga

A causa de la covid, la FESBAL tuvo que modificar su forma de operar. En lugar de recoger físicamente alimentos, ahora piden donaciones económicas a través de su página web y en cajas de tiendas y supermercados. Allí han desplazado a cientos de voluntarios que informan sobre la campaña. Con la recaudación —a la que LaLiga, con la ayuda de los clubes, contribuyó con 130.000 euros el año pasado gracias a los goles de sus figuras— la entidad se encarga de comprar los alimentos y luego distribuirlos a cerca de 8.000 entidades sociales colaboradoras.

Al principio, este funcionamiento entristeció un poco a Pedro Paredes, presidente del Banco de Alimentos de Melilla. Temía que se perdiera la familiaridad, ese contacto humano que pone en marcha los engranajes de la solidaridad. Pero luego todo fueron ventajas en una ciudad de cerca de 84.000 habitantes y con una tasa de paro que ronda el 20%, por encima de la media española. “Ahora podemos escoger nosotros los alimentos en función de las necesidades. Aquí, por ejemplo, son muy demandados el té y la harina. Este tipo de cosas casi nunca llegaban en las donaciones de la gente o de las grandes superficies, que suelen contribuir cediendo sus excedentes”, relata al teléfono. Los principales productos que se reparten, explican en FESBAL, son leche, pasta, arroz, aceite, platos preparados, conservas de vegetales, pescado, fruta y alimentos infantiles, como potitos.

Paredes fue uno de los fundadores del Banco de Alimentos en el enclave norteafricano, donde abrió en 2006, y ha pasado en este tiempo de “voluntario raso” a máximo responsable. Durante el confinamiento, dice, trabajó de sol a sol, de lunes a domingo, para llegar a atender junto a sus compañeros a 175 familias por semana. Un tiempo de dificultad en el que aplicó la filosofía de su máximo referente futbolístico, el Cholo Simeone. “Los del Atleti como yo nunca dejamos de creer, pero creo que nos ha cambiado la forma de pensar a todos. El partido a partido, el no desfallecer, es básico”, observa.

Voluntarios que participan en La Gran Recogida de Alimentos de FESBAL informando en un supermercado.
Voluntarios que participan en La Gran Recogida de Alimentos de FESBAL informando en un supermercado.FESBAL

El año pasado todos los clubes de LaLiga se volcaron en la campaña y colaboraron de forma presencial en la gran recogida. De hehco, la misión de FESBAL sería imposible sin la colaboración de instituciones públicas y privadas y la ciudadanía. Entre estos últimos se encuentran 3.500 voluntarios estables a los que, en determinados momentos, se suman otros centenares para echar una mano esporádicamente en diversas tareas como la clasificación de los productos en el almacenes de la organización.

De esta misión fundamental se ocupa en el otro extremo geográfico del país, en Asturias, otro colchonero y fiel cholista. Eduardo Penduela, de 72 años, cuenta que optó por los colores rojiblancos del Atlético de Madrid en vez de los del Real Sporting porque los madrileños, sin saber muy bien por qué, por pura simpatía. Esa decisión, la de escoger equipo, fue una de las que más le ha marcado junto con la que tomó al jubilarse, cuando vendió su empresa de material eléctrico para dedicarse a ayudar a los demás. Primero en Cruz Roja y ahora en el Banco de Alimentos de Asturias, donde lleva el control de una base de datos que registra los productos que entran y luego salen hacia 180 entidades colaboradoras y cerca de 22.000 beneficiarios.

Tanto él como los otros futboleros implicados en la campaña lo que buscan en su día a día es trasladar los mejores valores del deporte al ámbito de la solidaridad. “El trabajo en equipo es fundamental. Esos valores aprendidos en la pista, como la empatía, el respeto o el compañerismo me siguen acompañando”, confiesa Paredes, que también jugó durante muchos años al balonmano.


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