Paul Pogba ha sido designado como el mejor jugador del Francia-Alemania. El centrocampista del United ha brillado con luz propia en el Allianz Arena, siendo pieza clave en la victoria de su equipo tanto por su desempeño en defensa como su despliegue en ataque.
Escoltado por el incansable Kanté, se erigió como un coloso cortando el torrente de juego interior de Alemania. A Kroos y Gundogan les costó un mundo encontrar las rendijas en la retaguardia de los blues porque Pogba se hartó a robar balones y cerrar todos los espacios. Acabó el choque con una hoja de estadísticas que dan fe del nivel que exhibió en el césped del Allianz
Arena. Completó 40 de 52 pases, 3 de 3 en regates, recibió cuatro faltas y ganó 13 de los 20 duelos que protagonizó.
En ataque, además, siempre trató de verticalizar el juego para poner en buena posición a los delanteros y se hartó a romper líneas con sus conducciones, imposibles de frenar por los jugadores de Joachim Low. Tanto es así que citó a Mbappé dos veces con el gol, pero ambos tantos (el segundo de Benzema) fueron anulados por dos fueras de juego milimétricos.
Pero más allá de los números, la actuación de Pogba en Múnich fue la un jugador total, de experto a la hora de manejarse en escenarios de tronío. Su repertorio de controles, pases, amagos y arrancadas, sumados a su portentoso físico, fue demasiado para una Alemania que nunca supo como echarle el lazo.
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