Un querer y no poder continuo


Eso es lo que ha sido la temporada de la Real: un querer y no poder continuo. Siempre que ha tenido la oportunidad de dar un salto cualitativo, se ha mostrado incapaz de hacerlo y lo ha pagado con creces, firmando una campaña irregular a todas luces. Lo hubiera sido aún terminando el campeonato en séptima posición y habiendo conseguido el billete europeo, que finalmente se quedó el Espanyol. Porque ni en esa última final, la jugada ayer ante los ‘pericos’, el equipo cumplió con su parte. Y es que una de las primeras premisas para soñar con la Europa League era ganar en Cornellà y la Real no lo hizo. Tuvo sus opciones, como reconoció el propio Imanol tras el partido, pero le faltó ese algo que le ha faltado durante toda la temporada, y que tantas decepciones ha causado en su hinchada.

Lo sucedido ayer en Cornellà tampoco puede cogerle a nadie por sorpresa. Son muchas las oportunidades que la Real ha dejado pasar, algo que le ha hecho ir siempre a remolque en una carrera por Europa muy barata esta temporada. No hace mucho, los de Imanol viajaron a Balaídos con la ocasión de meterse de lleno en la lucha por Europa y cayó de una manera clara frente a un Celta que, por aquel entonces, no le ganaba a casi nadie y que estaba con el agua al cuello. Hace un par de meses, incluso se especuló con la posibilidad de luchar por la Champions, pero tampoco por aquel entonces la Real respondió a las espectativas. Lejos de hacerlo, encadenó cuatro jornadas sin ganar (Atlético, Sevilla, Levante y Valladolid), lo que dilapidó todas las opciones de luchar por esa zona de privilegio.

Cosas del destino, y de este loco deporte como es el fútbol, la Real llegó a la última jornada de Liga con la posibilidad de conseguir un premio inesperado. Tenía que ganar y esperar que el Sevilla hiciera lo propio en el Sánchez Pizjuán. La segunda premisa, por mucho que el conjunto andaluz haya llegado ‘muerto’ a este tramo final y por mucho que el rival fuera el Athletic, ni mucho menos parecía imposible, como así sucedió. Los de Caparrós sí cumplieron con su cometido, como lo hizo el Valencia, que tenía que ganar para asegurarse el cuarto puesto y ganó. La Real, no. Cayó en su visita a Cornellà y eso que, en muchos momentos del partido, fue superior al Espanyol. Tuvo incluso la mejor oportunidad del partido para haberse puesto por delante, pero Willian
José, con todo a su favor, le pegó mordida y el balón llegó dulcemente a las manos de Diego López. Ahí se empezaron a esfumar todos los sueños europeos. No tardó en llegar el tanto de Rosales y luego en el Wu
Lei para poner al Espanyol, que también cumplió con su cometido, en séptima posición.


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