Un respiro esencial


La Real ha acogido con indisimulado alivio el respiro que le ha ofrecido el destino en forma de descanso este fin de semana. Aunque Imanol
Alguacil aseguró tener a su equipo preparado para competir ayer en Ipurua, la suspensión del encuentro en Eibar supone todo un balón de oxígeno para el mecanismo txuri urdin, que ofreció evidentes síntomas de desgaste contra el Mirandés. Un respiro esencial para los blanquiazules después de un inicio de 2020 en el que no ha habido tregua desde que se reanudó la competición la víspera de Reyes contra el Villarreal.



La Real ha jugado diez partidos entre el 5 de enero y el 13 de febrero con un fabuloso balance de siete victorias y sólo tres derrotas, lo que le ha permitido soñar con jugar la final de Copa y, a expensas de lo que ocurra en el encuentro aplazado contra el Eibar, contar con opciones de situarse a dos puntos del tercer clasificado. El exitoso comportamiento en estos primeros 40 días de competición de 2020 ha tenido, sin embargo, sus peajes. Pese a que en determinados momentos Imanol ha intentado oxigenar su tropa, la realidad demuestra que buena parte de los partidos los ha afrontado con su guardia pretoriana de futbolistas lo que ha terminado por restar frescura a los puntales de la Real, los llamados a marcar las diferencias en condiciones normales, como han hecho en gran parte de la campaña.

Jugadores como Oyarzabal, Merino, Zubeldia, Zaldua u Odegaard rara vez salen de los planes del entrenador, salvo que hayan estado descartados por lesión, lo que ha ido acumulando kilómetros en sus piernas sin solución de continuidad. De esta manera, siete de los jugadores que forman parte del ‘once’ tipo de la Real por minutos jugados, los más utilizados, han acumulado en estas seis primeras semanas del año un tercio, al menos, de los minutos que han disputado en toda la temporada. Algunos, incluso, concentran en estos últimos diez encuentros casi la mitad de todo su minutaje. Es el caso de Le Normand, menos utilizado en la primera parte del campeonato y que en los diez últimos encuentros ha jugado 840 de los 1.736 minutos oficiales que ha jugado, el 48% del total. Parecida proporción se les puede aplicar a Oyarzabal, que en 2020 ha jugado 745 de los 2.322 totales (32%), Zubeldia, 734 de 2.185 (33%), Merino, 725 de 2.266 (32%) u Odegaard, 616 de 2.056 (32%).

Es imposible no relacionar esta acumulación de minutos en tan poco tiempo con la sensación de cansancio que ofreció el equipo en el partido contra el Mirandés. Cuatro futbolistas de la plantilla (O
yarzabal, Merino, Zubeldia y Odegaard) superan ya los 2.000 minutos sobre el césped, cuando aún quedan 1.440 por disputarse (más la hipotética final de Copa) y alguno se acerca ya a la frontera de los 30 partidos oficiales (Isak suma 28 y Oyarzabal, 27), cuando aún restan al menos 16 por jugar. Una carga de trabajo acumulada por una plantilla a la que, indudablemente, le ha venido de maravilla poder descansar ayer para preparar con mimo el partido del sábado ante el Valencia en Anoeta.


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