Un talento sobrenatural


Su mente y piernas funcionan mucho más rápido que las del resto. Martin
Odegaard se ha convertido en algo más de un mes en el motor de la Real de Imanol
Alguacil. El técnico oriotarra ha dado la manija de su equipo a un chaval de 20 años que ha demostrado en seis partidos que va a ser una pieza fundamental en la Real 19/20.



Colocado desde una posición algo inusual para él, desde el interior derecho de la medular es capaz de abastecer una y otra vez balones al resto de sus compañeros. Avisó en el 6’ de que iba a volver a dar un recital y los babazorros no supieron interpretar el mensaje del vikingo. El ‘21’, con su guante en la izquierda, puso de manera magnífica una falta lateral para que Llorente, solo y sin marca, cabecease fuera la primera gran ocasión del partido. La primera en bandeja. Pero es que la segunda ya fue de alfombra roja. Odegaard controló en el centro del campo y ya tenía en la cabeza la asistencia que le iba a dar a Oyarzabal. Con la testa levantada, el cuello girando para ver todos los ángulos posibles, avanzó hacía el área hasta que vio el desmarque del capitán.

Desenfundó su chistera para dar un pase raso, de 25 metros, para que tras superar dos líneas defensivas dejase a falta de empujar el gol a Oyarzabal. El eibarrés, con la ayuda de Pacheco, no tuvo más que meter la pierna izquierda para hacer el primero de una noche que comenzó a coserse en la bota izquierda de Odegaard.

Pero lo que no esperaba el noruego era encontrar un socio tan generoso y participativo como Gorosabel en la derecha. El de Arrasate no paró de realizar desmarques a la espalda de Marín y el nórdico no defraudó en dejarle en ventaja cada vez que pudo. Una detrás de otra. La puntilla al Alavés nació una vez más de sus botas. Odegaard inició la jugada para que el balón llegase a Oyarzabal, que pese a la defensa férrea sacó un buen centro para que Willian se sumase en plancha a la fiesta.

El tercero acabó matando a los babazorros después de otra mala idea de Odegaard. El noruego pasó el balón a Portu, que levantó la cabeza para centrar y provocar penalti. Oyarzabal hizo el resto.

Todos los minutos

Martin
Odegaard, más allá de su insaciable manera de generar peligro, es un talento sobrenatural también en el aspecto físico. En todos los partidos ha superado los 10 kilómetros corridos y no da un balón por perdido. Ni con 3-0. De hecho, es el único jugador de los 25 que tiene a su disposición Imanol que ha disputado todos los minutos ligueros. Odegaard es tan omnipresente para Alguacil que ha jugado completos las seis primeras jornadas. 540 minutos. De talento va sobrado, pero de curro no se queda corto.


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