Un ‘unicornio’ español que quiere hacerse mayor

Nexthink da recursos para los departamentos de Tecnología.
Nexthink da recursos para los departamentos de Tecnología.

Al otro lado de la pantalla está Pedro Bados (Zaragoza, 41 años), emprendedor y fundador de Nexthink. Es temprano en Boston, desde la habitación se ven los tejados nevados: “Allí a lo lejos está Harvard, y ahí el MIT”. Hace un año se mudó con su familia para desarrollar el mercado estadounidense en su empresa tecnológica. “Fue una semana antes de que estallara la pandemia. Llevé a mis hijas a la guardería un día y fue el último”. Pese a todo estos meses han sido muy productivos: Nexthink acaba de recibir 180 millones de dólares (147 millones de euros) del fondo Permira y ha fichado a un ex consejero delegado de Adobe. Con 700 empleados y una facturación de más de 100 millones de dólares anuales, eso significa que sobre el papel la compañía está valorada en 1.100 millones de dólares gracias a un software de gestión que ayuda a las empresas a ofrecer una mejor experiencia digital y recursos informáticos a sus empleados.

Ingeniero de Telecomunicación, el único trabajo que tuvo Bados antes de lanzarse a la aventura de emprender fue como investigador dos años en Lausana, donde hizo el tramo final de la carrera. Intentaba modelizar el comportamiento de los ordenadores y las personas para detectar problemas de seguridad. Pero en Suiza también se dio cuenta de lo deficiente que era el servicio de tecnología en empresas muy grandes. “Queríamos asegurar una buena calidad del servicio y desarrollamos una tecnología que permite al departamento de IT resolver todos los problemas antes de que los usuarios se quejen. Eso ahorra un montón de costes y permite que los empleados tengan una buena calidad de servicio”. Sin dinero, pidió un crédito de 100.000 euros, mucho para el año 2005. “En aquella época no había tanto acceso a inversores. Me motivaba bastante para levantarme por las mañanas y trabajar”.

Aunque el verdadero salto lo dio a partir de 2012. “Entonces éramos 50 empleados, pasamos rápidamente a ser 200, después 300…”. Abrieron oficinas en medio mundo, comenzaron a añadir nuevos clientes (Jonhson&Jonhson, Deloitte, PWC, 3M…) hasta sumar un millar de empresas en 70 países. “Tienes que contratar a gente más experta en su dominio y ponerlos por encima de gente que lleva tiempo en la empresa, genera estrés, tienes que abrir mercados. Tienes más de 1.000 clientes a los que asegurar un buen soporte”. Sigue confiando terriblemente en su tecnología, y más ahora, con medio mundo teletrabajando, así que ha decidido sacarla a Bolsa en Estados Unidos en un plazo de tres a cinco años. Para eso quiere convertirla en una empresa de más de 5.000 millones de valoración. “Tenemos unas perspectivas bastante importantes, porque ahora llegamos a entre el 5% y el 10% del mercado que podríamos abarcar”.

Cree que sus pasos podrían inspirar a otros emprendedores para dar el salto, para demostrar que se pueden fundar grandes de empresas de tecnología en Europa. Y con la misma filosofía que las grandes de Silicon Valley, en esa controvertida idea de que no hace falta ganar dinero. “Es un debate equivocado. Siempre hemos tendido al equilibrio en el cash flow, hay años que invertimos bastante, por eso necesitamos hacerlo por adelantado y no hay beneficio contable”. Lo que le importa es crecer. “Una empresa que crece un 40% o un 60% anual siempre va a ser deficitaria porque necesita inversiones por adelantado. El problema es si no creces, entonces tienes que tener beneficios. A veces en Europa se valora a las empresas por el ángulo de los beneficios, pero no son importantes cuando una empresa crece a alto nivel. Lo importante es ser el líder del mercado, porque una vez que lo consigues, poner a la empresa en beneficios es realmente simple”. El fondo de private equity que ha apostado por él espera que con la salida a Bolsa recuperará lo invertido multiplicado por tres o por cinco.

Bados no es de los que lamentan que en España haya poco apoyo al emprendimiento. “Creo que en parte es una excusa del emprendedor. El inversor va donde hay una buena oportunidad, no importa si es España, Marruecos, Suiza o EE UU. Un buen emprendedor en España con una idea importante puede conseguir capital, envía un mail a los cientos de inversores y lo van a leer”. Otra cosa es que sea una oportunidad suficientemente buena con un mercado suficientemente bueno, añade. “Y que ese emprendedor tenga la energía para venderla. Si realmente se dan esas condiciones hay fondos fantásticos en Europa”. ¿Y qué ven en un emprendedor? “Los primeros inversores nunca invierten en el proyecto, invierten en la persona. Saben muy bien que tú no sabes cómo va a ir el negocio… es muy incierto, pero ven algo especial. Ven pasión, la posibilidad de que exista un gran mercado, que el equipo se lleve bien”.

Después llegarán otro tipo de inversores que analizarán el mercado, las métricas de la empresa, las tendencias. El truco, insiste, es ser líder. Hacer un producto que encante a los que lo utilizan. “Tradicionalmente los productos B2B (de empresas y para empresas) son feos, porque en las empresas han considerado que los empleados tienen que usarlos de todas maneras, así que les da igual si lo pasan bien o mal. En cambio la gente que utiliza Nexthink le encanta”. Así que aplica esa misma filosofía en el entorno interno, con vacaciones ilimitadas para quien las necesite o se las quiera tomar, bonus sobre los objetivos globales de la compañía y una cultura abierta. “Hay momentos en los que hay que fijar objetivos y no dudo en tomar decisiones difíciles, pero siempre respetando a los empleados e intentando ser una ayuda más que un jefe”.

Dentro de diez años Bados se ve en España, donde la empresa tiene 80 empleados, el área de ingeniería y soporte. “En el futuro quiero ayudar a fundar otras start-ups, intentar transmitir lo que he aprendido”.


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