Se empieza a debatir sobre la posibilidad de tener que jugar la final de Copa a puerta cerrada por distintas causas. Si hay forma de evitarlo, como disputarla en 2021 por ejemplo, me parecería un crimen tener que hacerlo este verano. No entiendo el fútbol sin aficionados y mucho menos en una cita de estas características.
Si por mí fuera, ni terminaría la Liga a puerta cerrada; pero como está claro que esta es una guerra perdida, me centro en la final. Me niego a pensar que una ocasión tan especial, histórica, no pueda ser compartida in situ por sus hinchas. Abominable. No cedería al chantaje de la UEFA.
Si defender a tu masa social, a tus dueños en realidad, supone perder la posibilidad de jugar en Europa la próxima temporada en detrimento del séptimo clasificado en la Liga, mala suerte; pero lo primero es lo primero, a pesar de que sería un balón de oxígeno para las arcas rojiblancas tras esta pandemia.
Es verdad que la Real tiene muy encaminado su billete europeo vía Liga y que, por tanto, los rojiblancos son los que más tienen que perder en ese aspecto al estar en la mitad de la tabla, pero creo que es un peaje justificado. Y si no, que hagan un referéndum entre los socios.
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