Una gran carroza ceremonial casi intacta, el último descubrimiento en Pompeya

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Pompeya, la ciudad romana sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79, se mantiene como un yacimiento inagotable. Los responsables de las excavaciones anunciaron este sábado el hallazgo de una gran carroza ceremonial de cuatro ruedas, que ha sido encontrada casi intacta, incluso con restos de materia orgánica como madera y cuerdas. Se trata de un descubrimiento único en el mundo romano que, sin embargo, refleja también uno de los mayores problemas que sufre, casi desde la erupción, la ciudad, situada en el sur de Italia: los saqueos. La carroza fue encontrada en una excavación conjunta del Parque Arqueológico de Pompeya y la Fiscalía de la localidad vecina de Torre Annunziata, que firmaron un acuerdo en 2019 para acelerar los trabajos arqueológicos para evitar a las excavaciones ilegales.

FOTOGALERÍA: Las imágenes de la carroza

El hallazgo, de un enorme valor para el conocimiento del mundo antiguo, se produjo en la villa suburbana de Civita Giuliana, al norte de Pompeya, más allá de las murallas de la ciudad, informaron este sábado el Parque Arqueológico de Pompeya y la Fiscalía de Torre Annunziata. La carroza presenta elementos de hierro, decoraciones de bronce y estaño, restos de madera mineralizada, y huellas de elementos orgánicos, como las cuerdas, y ha sido encontrada en estado de conservación sorprendente.

La carroza se halló “en excelentes condiciones” en el pórtico de la villa, frente al establo donde ya se encontraron los restos de tres équidos en 2018, incluido un caballo enjaezado, y conserva sus elementos de hierro, las hermosas decoraciones de bronce y estaño, los restos de madera y huellas de elementos orgánicos.

“Es un descubrimiento extraordinario para el avance del conocimiento del mundo antiguo”, según explicó Massimo Osanna, director saliente del Parque Arqueológico, que destacó que “en Pompeya se han localizado en el pasado vehículos de transporte, como el de la Casa de Menandro, o los dos carros encontrados en Villa Arianna, pero nada parecido al carro de Civita Giuliana”. Se trata de “una carroza, probablemente el pilentum [de cuatro ruedas], que no se utiliza para el uso cotidiano ni para el transporte agrícola, sino para acompañar los momentos festivos, desfiles y procesiones de la comunidad“.

A finales de diciembre, los arqueólogos también anunciaron el descubrimiento en Pompeya de una taberna, también en perfecto estado de conservación, tanto que todavía se podían oler los restos de vino en las tinajas milenarias. Los restos orgánicos encontrados en ese lugar, decorado con unos preciosos frescos, permitirán determinar qué es lo que se comía en esos lugares populares. Este tipo de hallazgos únicos permiten trazar una visión completamente diferente de la Roma antigua. Como explicó en una entrevista la catedrática de Cambridge Mary Beard, autora de un libro sobre la ciudad enterrada por el Vesuvio, “más que preguntarse si Pompeya ha cambiado la forma en que vemos el mundo romano, creo que lo correcto sería afirmar que ha forjado la forma en la que lo vemos. Quizás sea porque es el único lugar en que podemos estudiar la vida a pie de calle”. El carro o la taberna reflejan exactamente eso.

“Pompeya sigue asombrando con sus descubrimientos y seguirá haciéndolo durante muchos años con 20 hectáreas aún por excavar. Pero sobre todo demuestra que es posible potenciarlo, es posible atraer turistas de todo el mundo y al mismo tiempo es posible realizar investigación, formación y estudios”, dijo el ministro de Cultura, Dario Franceschini, según el comunicado oficial difundido ayer.

Desde hace una década, los responsables del yacimiento de Pompeya están trabajando con equipos interdisciplinares, que incluyen a arqueólogos y arquitectos, pero también vulcanólogos, ingenieros, expertos en ADN, antropólogos forenses y hasta paleobotánicos, que tratan de sacar toda la información posible de los hallazgos. Por ejemplo, en el carro encontrado han analizado la madera y han descubierto que “se trataba de roble caducifolio, una madera que se utilizaba frecuentemente en la época romana para los elementos estructurales”. “También se ha conservado la estructura de madera carbonizada de la puerta del lado sur de la sala, que comunicaba el pórtico con el establo en el que se descubrieron recientemente los tres équidos, y tras su análisis se ha identificado como madera de haya”, explica el comunicado.

Sin embargo, el hallazgo también refleja un problema endémico de Pompeya: los saqueos. De hecho, los arqueólogos creen que los primeros túneles encontrados en las excavaciones fueron realizados pocos meses o años después de la erupción por buscadores de tesoros. El fiscal jefe de Torre Annunziata, Nunzio Fragliasso, aseguró en el mismo comunicado que su objetivo es “detener el saqueo del patrimonio cultural por parte de excavadores ilegales que habían practicado varios túneles en la zona para encontrar tesoros arqueológicos”, además de “sacar a la luz y salvar de los robos una de las villas más significativas del territorio vesubiano”.

El fiscal ha explicado que los trabajos en la villa de Civita Giuliana han permitido también descubrir una serie de túneles recientes a más de cinco metros de profundidad que “requerían una excavación arqueológica planificada” realizada junto al Parque Arqueológico de Pompeya. Esto quiere decir que no se trata de aficionados con un detector de metales, sino de una operación ilegal mucho más amplia y peligrosa: las excavaciones ilegales no solo privan al público de objetos que nunca serán analizados por los investigadores, sino que impiden cualquier futuro hallazgo porque destrozan los estratos y las referencias temporales.

Uno de los túneles ilegales encontrados pasa justo al lado del carro, que se salvó de milagro de ser saqueado. La operación conjunta de la Fiscalía y los arqueólogos de Pompeya “ha permitido reunir pruebas decisivas e irrefutables de incidentes graves y repetidos de robo y tráfico de valiosos hallazgos arqueológicos por parte de ladrones de tumbas”.


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