Una Liga Mundial de las Naciones para exprimir más el negocio del fútbol


Con la idea de establecer una Copa del Mundo cada dos años cada vez más enterrada por la enconada oposición que se encontró la FIFA por parte de la UEFA y de la mayoría de los estamentos del fútbol, ambos organismos trabajan desde hace semanas en perfilar un proyecto de ampliación de la Liga de las Naciones europea que desemboque en una competición mundial.

La fuerte apuesta que realizó el presidente de la FIFA, el suizo Gianni Infantino, por acortar la periodicidad de los Mundiales de fútbol a dos años ha terminado por convertirse en un arma de negociación más que en un proyecto realista con verdaderas posibilidades de salir adelante. Ambas instituciones y sus respectivos presidentes —por la UEFA, el esloveno Alexander Ceferin— han rebajado tensiones, pero la Liga Mundial de las Naciones aún está en una fase muy embrionaria. Hay un mejor tono entre ambas organizaciones, pero no hay perspectiva de que el proyecto termine por perfilarse en breve.

En la opulenta Doha, sede neurálgica del próximo Mundial de Qatar, la FIFA celebró este miércoles su Consejo —están representadas las seis confederaciones—, pero el asunto de la Liga Mundial ni se abordó por lo que no se votará un día después en el Congreso del organismo regidor del fútbol. Infantino es el más interesado en sacar este plan adelante por su deseo de que la FIFA no se limite a recaudar el grueso de sus ingresos y estar en primera línea como organizadora del Mundial solo una vez cada cuatro años. Infantino fue uno de los impulsores de la Liga de Naciones europea que tan buena acogida ha tenido en sus dos primeras ediciones en sus tiempos de director general de la UEFA bajo el mandato del francés Michel Platini. Esta competición fue creada con carácter oficial con el objetivo de reducir los amistosos, con poca rentabilidad en la venta individual de sus derechos de retransmisión, y propiciar un mayor número de enfrentamientos oficiales entre las grandes selecciones europeas al establecer tres divisiones en las que se asciende o se desciende según resultados. La venta de los derechos de retransmisión de la Liga de las Naciones europea se realiza de manera conjunta y vehiculada por la UEFA.

El físico de los jugadores

La inclusión de selecciones de todo el mundo para potenciar y ramificar la emergente competición, principalmente con la entrada de las grandes de Sudamérica (Brasil, Argentina, Uruguay), contribuiría a la revalorización del producto. La entrada de las otras confederaciones contribuiría a su expansión global, también con vistas al mercado televisivo.

La nueva competición deberá encajar en el nuevo ciclo del calendario internacional masculino que comienza en 2024 —el femenino arranca en 2023—, y será clave para articularlo porque eso significaría que FIFA y UEFA han llegado a un acuerdo que ahora mismo no termina de concretarse pese a varias intentonas. Ni el pasado 21 de octubre, ni el 20 diciembre, fecha para la que Infantino anunció un conclave del fútbol mundial del que saldría un acuerdo, ni para hoy se ha logrado diseñar un nuevo calendario de consenso. La convergencia de los intereses de los clubes, de las federaciones nacionales y de las seis confederaciones dificultan sobremanera el quórum. Todos quieren copar el mayor número de fechas, para organizar sus competiciones, de un calendario ya muy saturado.

La actual sobreexposición del organismo físico de los futbolistas de élite, que son los que nuclean los enormes beneficios que genera el fútbol como negocio, ya ha sido denunciada por el sindicato mundial de futbolistas (FIFPRO) y también por algunas de las grandes estrellas y entrenadores de primera fila. Luis Enrique, cada vez que le preguntan por el calendario, apela a la salud de los futbolistas a la vez que admite la complejidad de alcanzar un pacto que contente a todas las partes. Ni las federaciones quieren reducir el número de ventanas de partidos internacionales, ni las ligas sus números de equipos participantes. Y con un Mundial de Qatar que se disputará en medio de las ligas europeas, entre noviembre y diciembre.

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