Una noche en la caldera del Bernabéu



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Minutos después de perder en el Parque de los Príncipes, Carlo Ancelotti empezó a convocar a la fuerza tribal del Bernabéu, la caldera de las grandes noches de partidos a la desesperada. No se iban de allí con un marcador inalcanzable (1-0), pero el desempeño del Real Madrid durante el encuentro resultó muy desalentador. En ningún momento parecieron cerca del Paris Saint-Germain. Tiraron tres veces, y ninguno de los disparos fue a portería, mientras que el PSG sumó 21 remates. Todavía en el estadio, Ancelotti ya apeló a la grada para la vuelta de octavos de la Champions de este miércoles (21.00, Movistar): “Jugaremos once más 50.000″, anunció.

Desde entonces, ese número ha crecido. El avance de las obras ha permitido ampliar la capacidad del estadio, que rondará los 60.000 espectadores, a los que el italiano volvió a apelar este martes, como ha hecho en las últimas semanas cualquier integrante del club que se ha puesto delante de un micrófono: “Lo importante es el aspecto mental, la ilusión que tenemos, que podemos disfrutar del apoyo de la afición, que es muy importante”, dijo. Será la primera gran noche de presión ambiental en el Bernabéu desde hace dos años, desde el clásico del 1 de marzo de 2020 en el que Vinicius abrió el marcador después de un maravilloso pase de Toni Kroos, que antes le indicó hacia dónde correr.

Este miércoles el alemán es precisamente el gran enigma que puede condicionar el desarrollo del encuentro. Con Casemiro sancionado por acumulación de tarjetas —como Mendy—, si Kroos no se recupera de la lesión en los isquios de la pierna izquierda, el Madrid probablemente opondrá al PSG un centro del campo en el que Modric estará acompañado por Valverde y Camavinga. Menos quilates que el trío clásico para un duelo de altura, pero más energía, según la terminología que maneja el italiano.

Este martes insistió en que lo más importante que necesita este miércoles su equipo es intensidad, algo que viene repitiendo casi desde el final del partido de ida. Eso y dónde deben comenzar a defender: “Presionar bien arriba”, algo a lo que ha estado empujando al equipo en las últimas jornadas de Liga, después de meses de haberse defendido con éxito con las líneas esperando atrás, en bloque bajo.

Si los planes de los entrenadores se cumplen, el partido será un electrizante duelo de ida vuelta, porque Mauricio Pochettino anunció este martes intenciones similares: “Tendremos intensidad. Vamos a intentar luchar por el control del balón para alejarnos de nuestra área. Vamos a intentar sacar bien el balón y luego presionar para tener ocasiones”. Esa presión, un tanto inesperada en un cuadro cuajado de divos, resultó indescifrable para el Madrid en la ida, como recordó este martes Ancelotti: “No fuimos capaces de jugar lo que habíamos planteado. Lo que sufrimos más fue la presión arriba del PSG. No fuimos capaces, desde la salida, de encontrar buenas oportunidades para atacar”.

En el otro lado, la duda era Kylian Mbappé, también centro de todas las miradas y todos los deseos, motivo de puja además entre las cúpulas de ambos clubes. El francés, autor del gol de la ida y causante de casi todos los destrozos no atribuibles a Messi, sufrió un pisotón de su compañero Gueye en el entrenamiento del lunes que provocó mucha incertidumbre sobre su presencia este miércoles en el Bernabéu. Pero Pochettino este martes estaba confiado: “Tenemos tranquilidad absoluta. Está bien. En el momento del golpe, gritó de dolor, y tenía dolor. A las dos horas podía caminar tranquilo”, dijo. Pocos minutos después Mbappé salió al césped del Bernabéu para el último entrenamiento antes del partido de este miércoles, en el que Pochettino no quiere reservarse nada: “La mejor manera de defender un resultado es atacar”.

Ancelotti sobre todo mira a la grada: “Queremos jugar el partido que quiere la afición y vamos a jugar el partido que quiere la afición”.

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