Un hombre cruza una calle de Brooklyn (Nueva York), este sábado.

Una potente ventisca paraliza la costa este de Estados Unidos

Un hombre cruza una calle de Brooklyn (Nueva York), este sábado.
Un hombre cruza una calle de Brooklyn (Nueva York), este sábado.SPENCER PLATT (AFP)

Tras cubrir con un tupido manto de nieve Nueva York, la cuarta tormenta que azota este mes la costa este de Estados Unidos se aproxima a Boston y el resto de Nueva Inglaterra. Detrás ha dejado ciudades paralizadas, servicios básicos como los del metro o los trenes de cercanías interrumpidos en numerosos tramos y miles de vuelos cancelados. En las calles menos transitadas de las grandes ciudades como Nueva York, la calzada no mostraba siquiera huellas de rodadas a primera hora de la mañana: todo era blanco, por la copiosidad de la nevada, con una altura de entre 15 y 30 centímetros según las zonas. Hace dos semanas, otra fuerte tormenta invernal afectó a todo el litoral del noreste, llegando a Canadá.

Como consecuencia directa de la escasez de mano de obra que experimentan numerosos sectores de la economía estadounidense, no hay suficientes conductores para las quitanieves en algunos Estados afectados por la tormenta, como Massachusetts. En las calles de Nueva York, donde la retirada de la nieve de las aceras es competencia directa de los gerentes y encargados de mantenimiento de los edificios, una tupida capa blanca era perceptible a primera hora de la mañana, mientras continuaba nevando con fuerza. El Servicio Meteorológico Nacional ha advertido de que los desplazamientos por carretera en algunas zonas serán “prácticamente imposibles” mientras continúe nevando y alertó de posibles caídas en la red eléctrica. La ventisca, con fuertes vientos que incrementan la sensación térmica de frío y que ha dejado hasta 60 centímetros de nieve en las zonas rurales, es una de las más fuertes de las últimas décadas.

La práctica interrupción del tráfico rodado, salvo en las avenidas principales para facilitar el paso de vehículos de emergencia, ha envuelto Nueva York en una burbuja de silencio, ese bien tan preciado y tan escaso en la ciudad de los rascacielos. Central Park, el pulmón verde de Manhattan, alcanzaba los 13 centímetros de nieve a media mañana. Las autoridades han instado a los ciudadanos a permanecer en casa salvo por causa mayor. “Es un buen día para quedarte en casa si no estás obligado a salir”, tuiteó el alcalde de Nueva York, Eric Adams, con un vídeo grabado en el Bronx. En declaraciones a una emisora de radio, Adams, que tomó posesión como alcalde el pasado 1 de enero, se mostró maravillado por la rápida respuesta de los servicios básicos: “Me impresiona lo engrasada que está la maquinaria urbana [contra la nieve]. Los empleados municipales saben lo que deben hacer, a quién llamar, y gracias a sus esfuerzos podemos hacer que esta ciudad funcione de la mejor manera posible bajo una tormenta como esta”.

Los gobernadores de Nueva York, Nueva Jersey, Maryland y Massachusetts han emitido declaraciones de emergencia ante la tormenta. En Boston, capital de Massachusetts, muchos recuerdan la gran ventisca de 1978, que enterró la ciudad bajo una capa de 70 centímetros de espesa nieve. Este sábado se espera una altura similar.

Más de 5.000 vuelos habían sido cancelados a primera hora de la mañana del sábado, la mayoría en los aeropuertos de Boston y en los tres que prestan servicio a la ciudad de Nueva York; el 76% de las operaciones quedaron en tierra en el aeropuerto JF Kennedy y el 90%, en el de LaGuardia. Otros 8.000 han experimentado retrasos en todo el noreste del país. El Servicio Meteorológico Nacional emitió alertas de inundación para las zonas costeras y Amtrak, la red estatal de ferrocarriles, canceló el servicio ferroviario interurbano en buena parte de la región afectada.

La cuarta tormenta invernal del año tiene una duración prevista de 24 horas, hasta las siete de la tarde de este sábado. En partes de Nueva Inglaterra la ventisca puede alcanzar “dimensiones históricas”, según los avisos meteorológicos. “Esta va a ser una tormenta muy grande, probablemente una de las mayores en los últimos años. Se espera que las condiciones sobre el terreno hagan casi imposible viajar, y estamos instando a todos, en la medida de lo posible, a quedarse en casa esta noche [por la del viernes] y mañana”, manifestó el viernes el gobernador de Massachusetts, Charlie Baker, citado por la agencia Reuters.

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