Una testigo clave en la investigación del asalto al Capitolio asegura que Trump sabía que la turba del 6 de enero estaba armada y alentó el acceso al recinto

Una testigo clave en la investigación del asalto al Capitolio asegura que Trump sabía que la turba del 6 de enero estaba armada y alentó el acceso al recinto

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Cassidy Hutchinson, durante su comparecencia en el comité que investiga los hechos del 6 de enero de 2021, este martes en Washington.STEFANI REYNOLDS (AFP)

La comisión de la Cámara de Representantes que investiga el ataque al Capitolio se sacó este martes de la manga una testigo de última hora. ¡Y qué testigo! Cassidy Hutchinson, que era entonces ayudante del jefe de Gabinete de La Casa Blanca, Mark Meadows, protagonizó la sexta sesión de las audiencias con las que tratan de demostrar la responsabilidad de Donald Trump y los suyos en la insurrección del seis de enero de 2021. Fue convocada de urgencia pese a que se había decretado un aplazamiento hasta mediados de julio. Y dijo muchas cosas, pero sobre todo una: que ese día, cuando los servicios secretos alertaron a Trump de que había muchas personas armadas entre los simpatizantes que acudieron a la llamada de su mitin en Washington, el aún presidente respondió, según el testimonio de Hutchinson: “Me importa una mierda que vayan armados, no están aquí para hacerme daño a mí”. Después pidió que quitaran “los putos arcos” de detección de metales para acceder al recinto delimitado para que la gente pudiera escuchar su discurso. “Dejad que mi gente marche sobre el Capitolio desde aquí”, añadió.

Después, Liz Cheney, una de las dos congresistas republicanas (junto a siete demócratas) que forman parte de la comisión, puso esa grabación de Trump, repetida en este año y medio hasta la saciedad, en la que se le escucha instigar a la turba hasta tres veces a que marchen hasta la sede de la democracia estadounidense. Ese día murieron cuatro personas en el ataque. Cinco más fallecieron en los días siguientes. Una de las principales argumentaciones de los defensores de Trump es que no podía saber que aquella invitación se convertiría en el acto de violencia extremo que fue retransmitido en directo a todo el mundo, también por la televisión por la que Trump siguió los acontecimientos desde el Despacho Oval. Tras el testimonio de Hutchinson cuesta aún más creerlo.

Otro de los puntos fuertes del testimonio de la exfuncionaria de la Casa Blanca, trató de los intentos del magnate de ir al Capitolio a acompañar a sus seguidores, pese a que todos a sus alrededor se lo desaconsejaron. “Soy el presidente de Estados Unidos, ¡llévenme allí!”, gritó. Trump, “visiblemente airado”,  incluso peleó con un miembro del servicio secreto para arrebatarle el control de volante de la limusina que lo estaba llevando a la Casa Blanca para volver al Capitolio, junto a sus simpatizantes. Robert Engel, el agente encargado de su seguridad ese día, le cogió del brazo, y le dijo: “Señor, tiene que soltar ese volante. Vamos al Ala Oeste, no iremos al Capitolio”.

Una vez que consiguieron conducirlo a la residencia oficial, los ánimos siguieron lejos de calmarse. Hutchinson describió una pelea entre este y el fiscal general William Barr, en el que Trump acabó estampando los platos contra la pared y poniéndolo “todo perdido de ketchup”.

Cuando llegó el receso, Hutchinson cogió su carpeta, se levantó del estrado y abandonó el solemne salón del Congreso en el que se están celebrando las audiencias con gesto serio y la mirada clavada en el frente, mientras algunos aplausos espontáneos se escucharon al fondo. Provenían del lugar donde se sientan estos días los congresistas que acuden como público. También estaban sentados allí dos policías del Capitolio que no se han perdido ninguna de las sesiones. Se pasaron todo el rato moviendo la cabeza, con incredulidad, al saber que los asesores de Trump sabían con certeza que ese día sus vidas corrían riesgo, y no hicieron nada por evitarlo. “Estuvo claro desde el principio para nosotros que los policías no iban a ser suficientes para proteger el Capitolio”, dijo Hutchinson.

El presidente de la comisión, el demócrata de Misisipi Bennie Thompson, presentó a la testigo aportando pruebas de que siempre estuvo en el círculo más cercano a Trump en esos meses. Hasta proyectaron un mapa de la primera planta del Ala Oeste de La Casa Blanca, en el que su oficina estaba a dos estancias del Despacho Oval. Thompson quería así adelantarse a las críticas y esfuerzos de quienes trabajaron con ella de minimizar su testimonio como el de alguien menor. Tras la primera parte de su declaración, quedó claro que sus palabras serán unas de las más importantes en el caso que la comisión está construyendo sobre el seis de enero.

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