Valencia-Bilbao: el viaje del miedo


Se cumple hoy un año del debut de Gaizka Garitano como entrenador del Athletic
. Lo hizo en un partido de Copa en Huesca. Tres días antes, los leones cayeron estrepitosamente frente al Levante (3-0), lo que conllevó la destitución de Berizzo. Yo estuve en las gradas del Ciutat de València como espectador y esta es la historia de aquel viaje.



No soy de los que piensa que sean momentos para olvidar. Al contrario. Me gusta que sean recordados para no perder perspectiva y para ser conscientes de lo delgada que es la línea que separa el éxito del fracaso. Ahora, con la misma plantilla, el Athletic ronda la Champions.

Viajé a Valencia con mi amigo Erramun. El compañero de batallas habitual en estos casos. Él llama a estas expediciones #ErramunOnTour. Nos gusta organizar alguna aventura de este tipo todos los años si las circunstancias lo permiten. Sea cual sea la situación del Athletic. Todo estuvo fetén hasta el descuento del primer tiempo. A partir de ahí, cualquier atisbo de rojiblanco en el estadio se quedó petrificado. La situación era nefasta, pero lo que venía por delante daba miedo. Tengo grabada la imagen de Muniain, con el partido en juego, tendido en el césped golpeando el verde. Desesperación absoluta.

La cabeza me llevaba al bienio negro. A vivir de nuevo en San Mamés partidos dramáticos como ante el Cádiz, cuando hubo que meter tres goles para que valiera uno, el Zaragoza o, peor aún, como frente al Levante en la última jornada de 2007. Las caras de los jugadores del Athletic saliendo hacia el bus en el Ciutat de València eran un poema. Conscientes de la gravedad. Eso sí, atendieron a todos los seguidores allí presentes.

De camino al hotel, Erramun y yo nos encontramos con un bar en el que tomar un trago. Algo nada fácil dado que era un lunes. Los aficionados del Levante, que marchaba séptimo, nos decían: “Tranquilos, que el Athletic sale de esta”. Nosotros queríamos creer, pero… Buena gente toda con la que nos cruzamos del club granota, por cierto. La noche se alargó con unos dardos y por la mañana nos despertamos con la destitución de Berizzo. Pusimos rumbo al aeropuerto para coger por los pelos el avión de regreso a Bilbao. Pero el miedo no se quitaba del cuerpo. Todo empezó a cambiar con el agónico triunfo frente al Girona. Y hasta ahora.


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