En las derrotas -ya lo dijo Zidane nada más terminar- siempre se mira a los futbolistas que no jugaron y pudieron haberlo hecho. “Así es el fútbol”, señalaba el francés, pero lo cierto es que la ausencia de Vinicius en el día de ayer ante el Manchester City se entendió más bien poco. Lo que seguro quedó claro fue que al brasileño tampoco le gustó. Apenas hubo que ver su cara en el banquillo al presenciar cómo sus compañeros calentaban y él, mientras tanto, inmóvil en la grada.
Y es que, en un partido como el del Manchester City en el que el Real Madrid se jugaba la vida en la Champions teniendo que remontar, su velocidad, desborde y facilidad para encarar apuntaban a ser importantes. Sino desde el principio, en la segunda parte. Pero Zidane decidió que ni una cosa ni la otra.
Los galones pesaron
En el once, de primeras, ya quedó claro que Hazard tiene ya galones en el Real Madrid. Pese a no estar en perfecto estado, tiene un papel más importante que el resto de sus compañeros y eso, Zidane lo demostró poniéndole en el césped. De igual manera que el belga demostró que no está bien entrando apenas en juego. Un remate duro sobre la meta de Ederson fue toda su aportación. Su puesto lo puedo ocupar Vinicius. De hecho, apuntaba el brasileño a titular por las dudas de última hora del belga, pero no.
Ni con la remontada como necesidad
Y ya en la segunda mitad, cuando el equipo recibió el segundo gol del City y no le quedaba otra que lanzarse a por el partido, Vinicius ni siquiera calentó. Algo sobre lo que fue preguntado Zidane en rueda de prensa y que, sin embargo, no le quiso dar mucha vueltas y aseguró que era él quien toma las decisiones y, la de que no jugara Vinicius, había tenido su firma.
De esta manera, Zidane, que no pudo dar hacia atrás en la máquina del tiempo, no quiso mostrar arrepentimiento. Nunca se sabrá si con Vinicius en el césped el final hubiera sido distinto. Se tendrá que esperar a la siguiente campaña que, eso sí, está más cerca que nunca.
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