Y el Bernabéu sin poder juzgar

Los efectos de la pandemia del Covid-19 en el fútbol están siendo devastadores. Los partidos a puerta cerrada se han convertido en el pan de cada día y, a las puertas de un Clásico donde la presión que mete la grada rival casi llega a contar como un jugador más, al Real Madrid le está viniendo incluso hasta bien que el público aún no pueda asistir a los estadios.

Y es que de haber sido en el Bernabéu el duelo ante el Shakhtar Donetsk, a buen seguro que todavía estaría resonando en la cabeza de los jugadores la pitada del respetable al descanso (0-3). Las quejas de los aficionados hubieran silenciado los gritos entre los jugadores que ahora quedan al descubierto y que ayer se quedaron sin soltar por aquello de que ahora todo se escucha, todo se graba y todo se ve.

Aunque, eso sí, viendo la situación desde otro prisma, también se podría llegar a la conclusión de que, si el público del Bernabéu hubiera estado presente tanto en el duelo ante el Cádiz del pasado sábado (0-1) como en el del Shakhtar (2-3), otro gallo hubiera cantado para los blancos que, al menos, habrían sentido el ‘run-run’ de la grada durante el juego, y no después, en el vestuario, durante el repaso protocolario a las redes sociales.


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