Después de una primera parte más que notable del Real Madrid ante el Inter, a Zidane se le cayó el equipo físicamente a partir del minuto 60. Los jugadores de ataque ya no presionaban tan arriba a los defensas italianos y les costaba bajar en las transiciones para ayudar a sus compañeros.
De ahí, nacieron las ocasiones más peligrosas de un Inter que consiguió empatar e incluso pudo ponerse por delante de no ser por la falta de puntería que demostró Lautaro en un disparo desde el balcón del área. Por ello, Zidane decidió dar aire fresco al equipo con la entrada de Vinicius y Rodrygo que, a la postre, fueron quienes le dieron la victoria. Sin embargo, al principio, esta idea de Zidane no parecía la mejor pues el Real Madrid demandaba un centrocampista que sostuviera al equipo como Modric, y un cambio de sistema que reforzara el centro del campo.
Sin embargo, lo que aportó Rodrygo y sobre todo Vinicius fue esa frescura que necesitaban los blancos para ‘domar’ a los de Conte. El ‘20’ sirvió el balón y el ‘25’ lo remató para dar la victoria al Real Madrid. Eso lo supo ver Zidane antes que nadie y terminó colgándose la medalla.
Modric, de nuevo suplente
De esta manera, lo que quedó claro es que Luka
Modric (35 años) está un por detrás de sus compañeros en el sistema de preferencias de Zidane que es más partidario de dar entrada al croata cuando el partido está ya en el tramo final.
De inicio, su 4-3-3 con Casemiro, Kroos y Valverde parece cada vez más innegociable y eso cierra las puertas al menudo jugado croata y, en otro orden de asuntos, también a Martin Odegaard que está a punto de regresar al equipo.
Considera pues que en las segundas partes es donde Modric puede hacer más daño ya que no es la primera vez que le da entrada tras el descanso. Lo intentó en el Clásico y el croata lo sentenció con el tercer gol (1-3) y también actuó así ante el Borussia donde los blancos sumaron un empate agónico. Ideas de un Zidane que, entre críticos y aduladores, está creando su propio libro de estilo.
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