Zurutuza: “Cada vez he sido mejor jugador”

La influencia de David Zurutuza (Rochefort, 1986) en la Real pasa a ser historia como una excepcional fuente de talento que ha durado 20 años. El sello de un futbolista que ha marcado diferencias es comparable a su singular carácter. Se despide del público en MD con estilo propio, con aires de despistado pero hablando claro y diciendo lo que piensa.

¿Cómo lleva sus primeros días como exfutbolista?

Nos hemos ido a desconectar un par de días por ahí. Asimilando un poco la nueva situación, de momento no se me está haciendo muy extraña porque era una decisión que tenía clara. Era el momento de dejarlo.

¿Le ha dado tiempo ya de comer unas rabas?

No porque he estado en un sitio que no hacen (se ríe). Fue una anécdota que solté, pero es que es verdad. Era un ejemplo de todo eso que puede hacer la gente y que nosotros, como profesionales, tenemos que cuidar. Son cosas que yo valoro y que no he podido hacer. Como estar un domingo en el parque con mi hija.

Deja el fútbol a los 34 años.

No es fácil decidir y no creo que se trate de si es un buen momento o no. Hay que verlo claro y ya está. No creo que me arrepienta. Lo tengo interiorizado y no habrá ningún problema.

Deja la Real sin irse a otro equipo. ¿Por qué?

Lo sentí así. No me planteaba otra idea. En algún otro momento de mi carrera sí que me hubiera apetecido probar algo diferente, aunque fuera un año… Pero no se dio la ocasión y el cuerpo me pedía acabar aquí. Ha sido… No sé cómo decirlo… Muy bonito, como un sueño. No sé si se puede acabar mejor: en Europa, con el apoyo de la gente, la rueda de prensa con mis compañeros y arropado por el presidente… No me apetecía, ¿eh? Se mueven cosas dentro, pensaba que me iba a costar y que la iba a liar.

Pues se le vio cómodo, cada minuto más suelto.

Al principio fue difícil porque los sentimientos te invaden. No es fácil soltar las palabras con un nudo. Luego ya estuve más cómodo.

¿Le ha desgastado dedicarse al fútbol durante tanto tiempo?

Desgaste es una palabra negativa. Es verdad que física y mentalmente es muy exigente. Aparte, ser de aquí y sentirlo es un plus. Te sientes más orgulloso, pero llegas al final con menos fuerzas. En los malos momentos te sientes más responsable que los demás.

¿Tiene pensado seguir ligado al fútbol?

Ahora mismo sólo pienso en desconectar totalmente. Luego ya veré. Quiero descansar y volver a la vida privada, a lo básico. Estaré mucho tiempo con los hijos, dedicarme a los hobbies, hacer deporte que la máquina tiene que seguir en marcha (se ríe).

¿Se siente importante en la historia reciente de la Real?

En ningún momento me había sentido, pero con este adiós me he dado cuenta de que, ostras, sí que he hecho algo. Que he dejado un legado, que he tenido cierto impacto.

¿Contento por cómo le ha tratado la prensa?

En general sí. Ha habido momentos en que no la he leído nada, pero con las entrevistas y eso el trato siempre ha sido bueno, normal.

¿Cree que se le ha dado bien el papel de quedarse como último representante de una generación?

Ha sido un rol impuesto: al final, se han ido todos y me he quedado yo. Me lo he tomado como algo natural. He intentado ayudar a los chavales y alguno me venía a preguntar cosas. He estado cómodo.

¿Ha echado de menos a sus compañeros de quinta en los últimos tiempos?

Sí, mucho. Llevaba un montón de años con ellos, desde juveniles algunos, y son de los mejores amigos que tengo. Al principio se me hizo duro, me sentía un poco solo, pero bueno, son cosas de la vida. Me adapté y con los jóvenes también me he llevado muy bien.

¿Qué futbolistas van a ser sus sucesores?

Todos van a ser importantes. Uno solo no sirve para nada. En cualquier equipo son importantes los que juegan y los que no. No se por qué se le da importancia al que juega y ya está. ¿Y el suplente que sale 15 minutos y mete dos goles? En un deporte de equipo no tiene sentido repartir premios individuales. Si el delantero marca o el portero para es porque les habrán ayudado. Lo que pasa es que necesitamos poner notas, como en la universidad o el colegio.

¿Cuál ha sido el mejor momento de su carrera?

En la época de Eusebio llegué a un punto en el que iba rodado. Era hasta fácil jugar para nosotros.

Se ha llegado a decir que ha sido un futbolista imparable, el termómetro del equipo. ¿Qué le parece?

Al ser centrocampista, la relevancia que tienes en el juego es mayor. Es donde se mastica el partido. Si dominas el centro del campo, vas a tener el partido bastante encarrilado. Creo que lo del termómetro se decía por eso.

¿En qué posición se ha encontrado más a gusto?

En la de ocho. Liberado, donde se defiende y se ataca. No podría ser tan estático como un pivote, ni un mediapunta que para mí está demasiado cerca del área. Vas aprendiendo según cumples años como futbolista. He intentado ser efectivo a medida que han pasado los años y siento que cada vez he sido mejor.

¿Se imagina el momento de su despedida delante de la afición?

Bueno, así a botepronto… En el centro del campo, saludando a la gente y arropado por todos.

“Aperry, quita las pistas”, proclamó en el ascenso a Primera. ¿No será usted una persona clave en la reconstrucción del estadio?

Yo lo dije, pero había mucha gente que pensaba lo mismo, que era algo que había que hacer. El presidente ha tenido el valor para ejecutar y mira ahora qué ambiente tenemos. La Real está construyendo cosas muy importantes. No tiene nada que ver jugar con pistas y en este campo. Cuando la gente lo veía de tan lejos, todo parecía más lento. Ahora se ve la velocidad a la que se juega, es más un espectáculo.

¿Qué plan le apetecerá hacer a partir de ahora un domingo de partido?

Pues ir a comer unos pintxos antes del partido, luego ir a verlo, y después tomar alguna cerveza y para casa. Un plan típico, pero que vale mucho.

¿Y qué será la Real sin Zurutuza?

Con este entrenador veremos una Real muy dinámica, joven, ambiciosa, valiente, que irá a por todas fiel a su estilo, con las ideas claras


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