No es fácil abandonar una portería como la del Real Madrid pero Kiko Casilla (Alcover, Tarragona, 2 de octubre de 1986) decidió dejar la comodidad de un lado para embarcarse en la aventura que le propuso el Leeds, en parte fascinado con la idea de compartir vestuario con Marcelo Bielsa. El arquitecto de un ascenso deseado tras 16 años convulsos, con algún que otro coqueteo con la bancarrota. Pero desde la llegada del veterano entrenador argentino y con el buen trabajo de Víctor Orta el Leeds ha vuelto al lugar que le corresponde. Y Casilla tiene también parte de culpa.
¿Ha disfrutado el camino o ha sido sufrido?
Se sufre más que se disfruta, sobre todo después de la experiencia frustrada por la que pasamos el año pasado, que nos quedamos a las puertas de la Premier. Esta temporada la afrontamos con presión añadida, con la sensación de que el club iba a pasar por una situación comprometida si no se lograba el ascenso.
Pero al equipo se le ha visto fiable en este tramo final.
No le digo que no, pero la Championship es traicionera. Dos derrotas te alejan de la promoción en un abrir y cerrar de ojos. No te puedes distraer. El vestuario nunca se relajó pero es verdad que ha habido también momentos buenos, de disfrute, porque se ha jugado realmente bien. Pero no hubo euforia hasta que se confirmó el ascenso.
¿Ha sido un premio a la persistencia?
No era fácil levantarse tras el golpe del verano anterior. Era una prueba a nivel mental porque hay otros equipos que se vienen abajo. Nosotros supimos gestionar esas emociones, y no hay manera mejor que esta de celebrar el centenario del Leeds.
¿Nada de esto se explica sin Bielsa?
Sin duda. Bielsa es la pieza fundamental de todo este éxito. El capitán del barco. Sin él no hubiera sido posible.
¿Entrena con un loco, en el buen sentido de la palabra?
Con un loco no, con un perfeccionista. Es un tipo peculiar que cuida cada detalle, cada aspecto de juego. Trabaja qué ocurrirá sobre la cancha y prepara al jugador para que nada le sorprenda. Le dice: “Pasará esto y esto otro”. Y pasa. Se anticipa a las cosas. Ya no solo él, sino sus ayudantes. Se pasan horas y horas analizando a rivales. Es un trabajo de ocho o nueve personas con las que también te sientes en deuda.
¿Se ha encontrado a alguien que ame tanto el juego como Bielsa?
Me cuesta mucho, creo que no. Trabajar, trabajamos todos. Pero no he visto a nadie con la misma pasión e intensidad.
Oiga, ¿por qué hay una chimenea en medio de una sala de la ciudad deportiva?
Bielsa ordenó que la pusieran. Allí nos juntamos, tomamos café. Estamos como en familia, y qué le voy a contar… en invierno se agradece. Se han hecho grandes reformas en el club.
¿Por qué no hemos visto nunca a Bielsa en equipos de élite?
Quizá ha tenido la oportunidad de entrenar a un gran equipo y no ha querido. No lo sé, hablo por hablar, pero puede que se sienta más cómodo en otro tipo de retos. Como llegar al Leeds y crear escuela, mejorar al club desde la base. No solo la calidad del futbolista sino también potenciar la academia, porque a menudo sube a chicos jóvenes. Le interesa dejar un legado más allá de ganar o perder.
Víctor Orta estuvo doce horas en Buenos Aires para convencerle y no hablaron de dinero.
Ya te da una referencia del personaje. El dinero a su edad pasa a un segundo plano y busca si su idea puede llegar a influir o a mejorar a un equipo.
¿Recuerda la primera vez que le vio en el vestuario?
Me dio la mano y me dijo que el loco era yo por haber aceptado el reto de venir. Desde entonces me trató como a uno más. A entrenar y a ganarse el puesto.
¿Cómo ha gestionado el grupo la barrera del idioma con el entrenador?
Bielsa no habla inglés pero sus ayudantes le echan un cable. Quizá el mensaje a veces no llegue con la misma efusividad que en español pero el jugador sabe con una mirada qué quiere en cada momento.
¿En qué ha mejorado usted con Bielsa?
Ha cambiado mi estilo, mi manera de ver el fútbol. Nunca pensé jugar casi como de líbero cuando el equipo sale con tres defensas. El arquero tiene que estar pendiente, en sintonía con el resto y a menudo lejos de la portería. Tampoco estaba acostumbrado a dar más toques que cualquier rival.
¿Y eso le supone un problema?
Para nada, al revés. Me he divertido mucho más. Es verdad que asumes más responsabilidad y un error te penaliza pero a la larga compensa correr ese riesgo. Bielsa le da mucho protagonismo al guardameta.
Imagino que todo cambió con la sanción que recibió por una supuesta conducta racista.
Jamás demostraron que dijera nada. Tengo la conciencia tranquila porque no hice nada malo pero estoy en otro lugar, quizá más desamparado que si estuviera en España. Pero me sorprende que pasaran seis meses hasta la sanción. Si hubieran tenido algo claro me hubieran impuesto la pena desde el primer momento.
¿Se sintió incomprendido?
Claro. Y no fue agradable ir a algunos estadios y escuchar que te llaman de todo menos guapo. Hay cosas que no quise ni entender. Me hizo daño todo aquello pero no se puede cambiar. Ahora bien, tengo claro que no voy a aceptar esos cargos porque ni insulté ni soy racista.
¿Qué puede prometer este año el Leeds en la Premier?
De entrada hay que ser realistas y mirar hacia la salvación, que en esta liga no es cualquier cosa. Y luego trabajar mucho, ser fieles a nuestra idea y crecer poco a poco.
En Premier se encontrará con el City. ¿Ve capaz al Madrid de eliminarle en Champions?
De hecho, pese a la desventaja de la ida, veo mejor al equipo de Zidane. Llega en buen momento al Etihad, tras haber ganado la Liga y soy optimista. Creo que pueden remontar.
Al que también le toca remontar es al Espanyol. ¿Cómo vivió el descenso?
Fue una pena. Es uno de los equipos que me permitió jugar en primera y le tengo un gran cariño. A veces tras jugar en Europa todo se complica, se encadenan resultados negativos y el año acabó siendo pésimo. Espero que esta pesadilla solo se alargue un año. Sobre todo que se mentalicen de que las cosas no van a ser igual, que no hay tantos espacios y que la segunda es complicada. Ya saben que no va a ser un camino de rosas y que ser el más rico no le va a dar el ascenso. Son los futbolistas los que juegan, no el dinero.
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