Si alguien conoce bien a un guardameta dentro de un equipo es el entrenador de porteros. Sus virtudes, sus ambiciones, su potencial, sus miedos, su carácter. El día a día forja una relación estrecha, de trabajo, de retos compartidos que convierte, muchas veces, al técnico en una suerte de consejero, en una persona de confianza.
Roberto
Navajas fue el entrenador de Claudio
Bravo durante ocho años en la Real. “Hemos mantenido el contacto”, afirma el riojano. “Hablamos por ejemplo en Manchester, con su lesión, y luego también hemos planeado alguna idea para hacer alguna cosa juntos. Y ahora con su llegada al Betis, él está muy contento. Es un buen equipo para él”.
Tras una pequeña lesión, es probable que el chileno regrese a la portería verdiblanca ante la Real, el equipo en el que creció y que le catapultó a la primera línea del fútbol europeo. En sus dos primeros encuentros como bético, antes de su percance físico, no encajó ningún gol. “El Betis no tenía una continuidad clara en la portería y Claudio es un buen perfil”, apunta. “Obviamente, buscaban un portero que genere resultados. Además de su calidad, es importante su liderazgo y su capacidad para competir bien”.
Liderazgo y ambición competitiva. Dos características clave en la trayectoria de Bravo que Navajas las escenifica con un ejemplo: “En la Real tenía una posición en el club, un estatus internacional, pero siempre quería más. En un año jugando partidos de Liga, Copa, Champions y con su selección, imagínate el volumen de partidos, entrenó un 37% más que el portero suplente”.
Sobre esa base, el riojano y el chileno pulieron sus habilidades futbolísticas, entre las que destaca su juego con el pie. “Tenía esa habilidad natural, está claro, pero luego necesitas desarrollarla. Recuerdo que en el primer año en Segunda Claudio hizo un recorte en un partido contra el Elche que nos costó un gol. De nada sirve que tengas un talento de juego con los pies cuando no lo utilizas adecuadamente. Pero cuando un futbolista es competitivo, eso se va adquiriendo con el trabajo y la experiencia”.
“Es una de sus habilidades, quizá la más estética, pero tiene muchas más como la tranquilidad, el saber estar o su respuesta al estrés”, continúa Navajas. A sus 37 años, todo este abanico de características le hacen augurar varios años de buen fútbol por delante para su expupilo. “La exigencia física no es la misma que la de un jugador de campo. Hay 4-5 situaciones explosivas en un partido y el resto es interpretación del juego. Si eres inteligente y sabes manejar situaciones complicadas, que es lo que necesita tu equipo, la vida deportiva de un portero puede alargarse, si las lesiones le respetan”.
Moyá, “una debilidad”
En la meta de enfrente de esta noche en el Villamarín, Navajas considera que la Real cuenta con una dupla de porteros “muy interesante”. Entre ellos, reconoce su admiración por Miguel
Ángel
Moyá. “Siempre ha sido una debilidad para mí por su capacidad de liderazgo y de tomar decisiones adecuadas
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