La capacidad de sorpresa de la diplomacia del 45º presidente de Estados Unidos parece no conocer límites. Este martes, a última hora de la tarde (madrugada en Europa), Donald Trump acaba de suspender, vía Twitter, un viaje oficial a Dinamarca porque su primera ministra no está dispuesta a debatir sobre si le vende o no Groenlandia a Estados Unidos.
“Dinamarca es un país muy especial con gente increíble, pero en base a los comentarios de la primera ministra Mette Frederiksen, de que no tendría ningún interés en debatir sobre la compra de Groenlandia, pospondré nuestra reunión prevista para dentro de dos semanas para otro momento. La primera ministra ha sido capaz de ahorrar una buena cantidad de gasto y esfuerzo tanto para Estados Unidos como para Dinamarca siendo tan directa. ¡Le doy las gracias por ello y espero poder volver a agendar la cita en algún momento futuro!”, ha dicho el presidente, en un hilo de tuits.
Todo esto sucede después de que, la semana pasada, The Wall Street Journal adelantara la noticia de que Trump habría estado mostrando reiteradamente su interés en adquirir el territorio autónomo perteneciente al reino de Dinamarca. La isla más grande del mundo, enclavada entre los océanos Atlántico y Ártico, mayormente cubierta de hielo y con 56.000 habitantes, es rica en recursos naturales y posee un importante valor estratégico para Estados Unidos.
Trump confirmó el domingo la información y admitió que “surgió el concepto” y que consideró que “estratégicamente es interesante”. “Esencialmente, es un gran negocio inmobiliario”, dijo, pero aclaró que no es un asunto que esté en primer plano. Y el mismo día, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, explicó que Groenlandia no está en el mercado. “Groenlandia no está en venta. Groenlandia no es danesa, es groenlandesa. Espero de verdad que no sea nada que se haya dicho en serio”, dijo. Pero resulta, a juzgar por la reacción de Trump, que sí iba en serio.
El lunes, el magnate inmobiliario metido a presidente de Estados Unidos aludió al asunto, en tono extrañamente jocoso, vía Twitter. “¡Prometo no hacer esto a Groenlandia!”, escribió, encima de un fotomontaje de un rascacielos dorado con la marca Trump escrita arriba, plantado en lo que parece un rudimentario asentamiento de viviendas en Groenlandia. Un día y 27 tuits después, Trump ha decidido cancelar, a través de la misma red social, el viaje que tenía previsto realizar a Copenhague los próximos días 2 y 3 de septiembre, invitado por la reina Margarita II. La portavocía de la Casa Blanca ha confirmado que dicho viaje no tendrá lugar.
El presidente de un país que la propia Frederiksen, subrayando la relevancia de la visita, había descrito como “el más importante y fuerte aliado de Dinamarca en la OTAN” tenía previsto reunirse con líderes políticos y empresariales daneses en su primera visita oficial.
“¡Dinamarca está preparada para la visita del presidente Donald Trump! Socio, aliado, amigo”. El texto, acompañado de dos banderitas y la foto de lo que parece un cartel en un edificio con el nombre del mandatario republicano, lo había tuiteado la embajadora de EE UU en Dinamarca, Carla Sands, tres horas antes de que el viaje fuera cancelado.
Cuando confirmó que se planteaba la posibilidad de adquirir Groenlandia, Trump también aseguró que la potencial compraventa no era el motivo de su viajar a Dinamarca. “No es por esa razón en absoluto”, explicó. Dos días después, ha cancelado su viaje oficial porque la primera ministra danesa no quiere debatir sobre ello.
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