A mí me gustaba J.K. Rowling: qué puede hacer un fan cuando su ídolo ya no le cae bien



Con Aquellos maravillosos años sucede que la intro era tan memorable que se ha comido al resto de la serie. Todo el mundo recuerda la voz de Joe Cocker versionando With a little help from my friendsy a la familia Arnold (más Paul y Winnie Cooper) haciendo una barbacoa y jugando al béisbol en el jardín, con granulado de vídeo doméstico primitivo. Lo que sucedía después, cuando se acababa la sintonía quería ser un reflejo de la vida de un “niño normal” en una “familia normal” -así se la vendieron los creadores a la cadena, la ABC- en algún lugar no especificado de Estados Unidos durante los 60. Excepto que todos eran blancos, menos un entrenador de Kevin y un profesor de inglés que salía en un solo capítulo, y que en las tramas, que trataban momentos históricos reales como la actuación de los Beatles al show de Ed Sullivan, no se vio necesario hablar de Rosa Parks, de la vez que Kennedy tuvo que enviar a la Guardia Nacional para permitir que dos estudiantes negros se matriculasen en la Universidad de Alabama en 1963, o de la marcha sobre Washington que concluyó con el discurso de Martin Luther King ese mismo año. Si no, quizá, los años hubieran sido menos maravillosos.

La crítica de televisión Candice Frederick se declara “poco fan” de “la idea de coger contenido blanco y adaptarlo con talentos de color, porque la gente de color tiene sus propias historias ricas y originales que merecen ser contadas”

En julio se anunció que la serie tendrá una nueva versión, que dirigirá Lee Daniels, el director de Precious y creador de la serie Empire, y, para compensar, en lugar de los blancos Arnold, la familia protagonista será afroamericana. Además, la serie tendrá lugar en Alabama en 1968, así que será imposible escapar de lo que estaba ocurriendo en ese momento en materia de confrontación racial. Ese fue el año en el que asesinaron a Luther King y también en el que George Wallace, el gobernador de Alabama que se había parapetado en la puerta de la Universidad unos años antes para evitar que entrasen los alumnos negros, se presentó a la presidencia de Estados Unidos como representante de un tercer partido cuya única plataforma era básicamente el racismo. Fred Savage, o sea, Kevin Arnold, está detrás del remake como productor ejecutivo, y la que fuera su primer amor, Danica McKellar, que interpretaba a Winnie Cooper, declaró cuando se hizo pública la noticia que le parecía estupendo el remake y entonó cierto mea culpa sobre la serie original, por ignorar de esa manera las tensiones raciales.

En la original ‘Party of Five’ (arriba en la imagen), los cinco hermanos blancos Robinson perdían a sus padres en una accidente de coche. En la nueva (abajo), son mexicanos y a los padres los internan en un centro de detención.

La versión afroamericana de Aquellos maravillosos años, que se espera que esté lista para la temporada 2021-2022, se suma a un puñado de remakes y reboots -la diferencia no siempre está muy clara pero, en principio, remake es contar la misma historia de otra manera, por ejemplo, con actores reales en lugar de dibujos animados, y reboot, hacer una reinvención de una franquicia- que van por el mismo lado: sustituir los personajes blancos por otros que no lo sean. Peacock, el nuevo servicio de streaming de la NBC, prepara una nueva versión de Fuera de onda, pero esta vez en forma de serie y centrada en torno al personaje de Dionne, que en la película interpretaba Stacey Dash. La cadena ha anunciado que será “una mirada de color de rosa y azul bisexual, a lo que pasa cuando la abeja reina Cher desparece y su eterna número dos, Dionne, se tiene que meter en sus Air Jordans, con gafas de sol diminutas, lattes de avena y bien de Adderall”.

En 2017, Netflix resucitó la telecomedia familiar de los 70 y 80 ‘Día a día’ (arriba en la imagen) y la reconstruyó con una familia latina (abajo).

Daria, la serie de animación de los noventa, ha optado por un sistema similar, buscar una secundaria afroamericana y convertirla en la protagonista. En lugar de la cáustica y enfurruñada Daria Morgendoffer, que fue nerd y feminista de instituto antes de que cualquiera de los dos conceptos se hiciera generalista, la acción se centrará ahora en Jodie, una de las amigas de Daria que en la serie original, que se emitió en la MTV desde 1997 a 2002, era capaz de ser a la vez empollona y popular. Los guionistas solían permitir a Jodie hacer algún comentario de vez en cuando sobre su estatus de “representante modelo de una minoría”. En una ocasión, le dice a su novio, jugador de fútbol americano: “Quizá estamos aquí para salvar las apariencias, pero al menos somos guapísimos”. Al final de la serie, Jodie decide estudiar en una de las llamadas universidades históricas afroamericanas, en lugar de en la Ivy League, y les dice a sus padres que lo hace para sentirse por primera vez “una chica normal” y no “la chica negra”. La actriz Tracee Ellis Ross pondrá voz a Jodie en la nueva versión y, según ha dicho en varias entrevistas, está entusiasmada con el proyecto. “¡Jodie era woke antes de que eso existiese!”. Y respecto al concepto, Ross declaró a Vanity Fair que “tomar un personaje secundario y moverlo al centro es una metáfora de lo que está pasando en nuestra cultura, permitir que todas esas voces que se han movido a los márgenes tengan vidas llenas y extraordinarias es excitante y apropiado”.

La serie de animación de los 90 ‘Daria’ va a sustituir como protagonista a la cáustica y enfurruñada Daria Morgendoffer por Jodie, hasta entonces secundaria afroamericana.

No todo el mundo lo ve exactamente así. Candice Frederick, crítica de televisión que publica en medios como The New York Times, The Guardian Essence y la edición estadounidense de Harper’s Bazaar, se declara “poco fan” de “la idea de coger contenido blanco y adaptarlo con talentos de color, porque la gente de color tiene sus propias historias ricas y originales que merecen ser contadas”. “No deberíamos normalizar eso de que para que la gente racializada sea universalmente aceptada sea necesario verlos a través de una mirada blanca”, añade. Esa opinión prevaleció hace ya un par de años cuando se anunció un spin-off de Buffy la cazavampiros con una protagonista afroamericana. En el influyente blog The Mary Sue, sobre fandom y feminismo, publicaron un artículo declarándose totalmente en contra de la idea: “Solo quiero que las mujeres negras tengan sus propias historias (…) Sarah Michelle Gellar es Buffy. Cualquier actriz afroamericana que se quede con ese papel será siempre conocida como ‘la Buffy negra’ y eso es frustrante”.

En ‘Alta fidelidad’ el protagonista pasó de ser un hombre blanco, John Cusack, a ser Zoë Kravitz.

El debate en torno a los remakes negros replica al que sucede cada cierto tiempo, y que tuvo su pico hace tres o cuatro años, cuando se anuncia que una franquicia del entretenimiento tendrá una versión con cambio de género: Ocean’s, Las cazafantasmas, la primera Doctora Who…y la eterna cuestión sobre si habría que convertir a James Bond en Jacqueline Bond. ¿Es un avance destinar muchos millones de dólares a un título mainstream con actrices protagonistas, y muchas veces directoras y mujeres guionistas detrás, o es un retroceso que lo mejor que se nos ocurra hacer con todo ese talento es coger una película de 1984, o de 2001, y cambiar el género de los protagonistas?

Peacock, el nuevo servicio de streaming de la NBC, prepara una nueva versión de ‘Fuera de onda’, pero esta vez en forma de serie y centrada en torno al personaje de Dionne, que en la película interpretaba Stacey Dash (a la derecha en la imagen). Foto: Getty

Frederick salva de la quema algunos relanzamientos recientes que también venían motivados por el objetivo de “diversificar” las parillas y los menús de las plataformas. En 2017, Netflix resucitó una telecomedia familiar de los 70 y 80, One Day at a Time (se emitió como Día a día en España) y la reconstruyó con una familia latina. La serie tuvo buenas críticas pero aun así se suspendió su producción y recientemente ha renacido en la televisión tradicional, tras una campaña liderada por fans. “Algunos remakes, como éste, se perciben como frescos y autónomos y dan un trabajo muy necesario a voces habitualmente marginadas”, apunta la crítica.
El problema con muchas de estas series, señalaba en
un artículo Doreen St. Felix, que escribe de televisión en The New Yorker, es que se convierten en “issues TV”, como cuando en Compañeros o Farmacia de guardia se aprendía una lección en cada episodio. Lo decía a propósito de otra serie rehecha con latinos, Party of Five. En la original, de los noventa, los cinco hermanos blancos Robinson perdían a sus padres en una accidente de coche. En la nueva, que se estrenó en enero, son mexicanos y a los padres los internan en un centro de detención. Aun así, nunca se habla directamente de Trump ni del muro, tan solo de “este maldito país”, y el padre, que también tiene que ser modélico, pide “dignidad, mijita”. Aunque St. Felix reconoce que no es esta una serie de las que tienen portadas y generan conversación, le parecía más encomiable que otra serie, esta sí muy hypeada, que suma los dos tipos de giro de guión.
En Alta fidelidad el protagonista pasó de ser un hombre blanco a ser Zoë Kravitz, una criatura cuya perfección física desafía las categorías, pero a la que técnicamente hay que clasificar como mujer y negra. Ahí, los guionistas optaron por no hablar mucho del tema, no dar importancia al hecho de que la dueña de una tienda de vinilos en Brooklyn era una mujer negra, a pesar de que no sea lo más habitual. Sin embargo, cuando Hulu anunció a principios de este mes que dejaba de producir la serie tras una sola temporada, Kravitz tuiteó: “No pasa nada. Por lo menos Hulu tiene un montón de series protagonizadas por mujeres de color. Ah, espera”.
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