Un padre con su hijita y las entradas en la mano quería ingresar al estadio de Gimnasia, pero como ya estaba repleto la policía se lo impedía. En un momento, los efectivos de seguridad, para despejar la zona, empujaron a la nena y la locura se desató. Ahí nacieron los graves incidentes que derivaron en la suspensión a los 9 minutos del primer tiempo de Gimnasia-Boca, un partido clave en la lucha por el título de la liga argentina.
Pasó de todo a partir de ahí. Los hinchas triperos estallaron y se trenzaron con la policía, que reprimió sin piedad. Se multiplicaron los gases lacrimógenos y los disparos con balas de goma. La policía, descontrolada, disparaba a hinchas que se encontraban a un par de metros.
La gente trataba de protegerse corriendo hacia el Bosque, hacia la oscuridad, hacia una zona donde las detonaciones se escucharían hasta casi 45 minutos después de la suspensión, mezcladas con las sirenas de las ambulancias. La batalla fue feroz.
Hubo inclusive hasta hombres de prensa heridos. Un camarógrafo de TyC Sports, Fernando Rivero, que tomaba imágenes en los alrededores del estadio recibió tres balazos de goma en una pierna. Es más, se ve claramente el momento en que el policía le disparó. Un espanto…
Impulsados por el viento, los gases comenzaron a invadir el campo y el juego se interrumpió. Mientras los entrenadores Néstor Gorosito y Hugo Ibarra se metían en el campo buscando el túnel para protegerse en el vestuario, Marcos Rojo les tiraba botellas de agua mineral a los hinchas por encima del alambrado para que pudieran hidratarse y lavar sus ojos afectados por los gases.
Muchos hinchas que no podían dejar el estadio porque las puertas no se abrían y se encontraban apretados y ahogados en una tribuna desbordada, desesperados, decidieron trepar el alambrado para ingresar al campo de juego. Las imágenes resultaban patéticas.
En medio de semejante descontrol, algunos padres perdieron a sus hijos. De hecho, una hora después de iniciada la locura desde la voz del estadio anunciaban los nombres de los chicos que allí esperaban que sus papás los fueran a recoger.
Hubo versiones cruzadas surgidas de distintos funcionarios. Sergio Berni, ministro de seguridad bonaerense, aseguró que todo el problema surgió por una gran cantidad de gente que quería ingresar sin su entrada. A su vez, Julio Garro, intendente de La Plata, contó que la sobreventa de localidades fue el motivo y que alrededor de 100 hinchas fueron asistidos por ambulancias de Defensa Civil y del SAME.
Las ambulancias trasladaban a los heridos al hospital San Martín. En una de ellas viajaba César Regueiro, un hincha de Gimnasia de 57 años y ex jugador de Villa San Carlos y la liga platense, quien según fuentes oficiales falleció en el trayecto producto de un paro cardíaco sufrido en semejante estado de desesperación y de dificultad para respirar.
Al cabo, el partido resultó suspendido a los 9 minutos del primer tiempo, cuando Gimnasia y Boca empataban 0-0 en el Bosque. Si los xeneizes ganaban, quedaban como punteros únicos. Si los triperos se imponían, volvían a meterse en la pelea grande por el título. Ahora no se sabe cuándo jugarán. Sería a puertas cerradas. Se verá. De todos modos, es lo de menos. El fútbol argentino nada tiene que ver con la Selección de Messi que sueña con atrapar el Mundial. El fútbol argentino es un papelón que cada día duele más.