El año 2020, singular en cualquier parámetro cuantificable debido a la pandemia del coronavirus, fue en Barcelona el primero de la implantación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). Después de años de preparación, la ciudad y cinco municipios colindantes aplicaron la restricción de circulación de lunes a viernes a los coches y motos que no tienen distintivo ambiental de la DGT, los más contaminantes. El objetivo es mejorar la calidad del aire en una ciudad donde la contaminación provoca mil muertos al año.
Pero la pandemia, y las severas restricciones de movilidad que supuso, impactaron en la aplicación de la restricción (se retrasaron las multas y se alargaron las moratorias para furgonetas y camiones) y en la contaminación, de la que el tráfico es responsable en un 60% si hablamos de CO₂ y un 30% al contar partículas en suspensión. Con todo, ya hay un primer informe de balance del primer año. Coordinado por la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) y con la participación del grupo de trabajo de evaluación de la ZBE, del que forman parte áreas del Ayuntamiento, la Generalitat, el Área Metropolitana de Barcelona, el CSIC o ISGlobal.
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Las conclusiones apuntan a la dificultad de medir el impacto de la ZBE en la contaminación atmosférica y por partículas, por la singularidad de la movilidad pandémica. En cambio, sí muestran una caída a la mitad de los vehículos más contaminantes, los que no tienen etiqueta ambiental: pasaron de ser el 9%-10% del parque circulante en enero a solo el 5% en diciembre. El descenso se percibió claramente en septiembre, cuando se comenzó a multar a los infractores (en el calendario inicial, las sanciones debían arrancar en abril, pero el estado de alarma lo retrasó).
Efecto de las multas
El informe celebra que la mejora ambiental del parque circulante “comporta una reducción en el factor de emisión de NO₂ de los vehículos”. Aunque en este estudio no se ha podido cuantificar, precisa. Entre otros factores, porque durante las semanas más duras de las restricciones la tipología de vehículos que circularon (sobre todo de reparto, y muchos diésel, entre los que se encuentran los más contaminantes) no fue la habitual. El parque circulante más actualizado son los turismos, que apenas circularon.
“Son necesarios datos a más largo plazo para poder analizar la influencia de la ZBE sobre la calidad del aire, especialmente en un contexto excepcional por la covid, donde los patrones de movilidad no son los habituales. Durante los próximos meses se ampliarán los vehículos sancionables en la ZBE, por lo que el impacto esperado será mayor”, indica este primer informe.
La capital catalana exporta su modelo a otras ciudades
La Zona de Bajas Emisiones de Barcelona (ZBE), pionera en España, ha servido de ejemplo para redactar la primera ‘Guía técnica para la implementación de zonas de bajas emisiones’, que el jueves presentaron en Madrid el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), la Federación Española de Municipios y Provincias (Femp) y la Dirección General de Tráfico (DGT). La guía busca promover y ayudar a las autoridades municipales a implantar estas restricciones para reducir la contaminación en sus localidades a partir del ejemplo de la ZBE Rondes Barcelona y también para que sirva de modelo a los municipios del área de Barcelona.
En España 149 ciudades deben implantar zonas de bajas emisiones en los próximos años. La Ley de Cambio Climático aprobada en abril de este año en el Congreso fija que 2023 deberán tenerlas los municipios de más de 50.000 habitantes.
El vicepresidente de Movilidad, Transporte y Sostenibilidad del AMB, Antoni Poveda, destacó en Madrid que la ZBE de Barcelona ha supuesto una “apuesta firme y decidida del AMB” para reducir la contaminación atmosférica y aseguró que puede ser extrapolable a cualquier ciudad española, por lo que ofreció compartir la experiencia técnica con los municipios interesados.
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